La identidad colectiva y la lucha social

Por Lus
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Hemos rehusado en varias ocasiones tratar la cuestión identitaria y nos hemos identificado simplemente con nosotros mismos, despojándonos de cualquier identidad colectiva y de las masas. ¿Que qué es esa identidad colectiva? Es aquella construcción social e histórica determinada en cierto territorio y de la cual se distinguen los diversos grupos humanos. Cuando renunciamos a ellas nos impulsa a veces a actuar como individualidades apartados de la realidad social sin darnos cuenta de que estamos integrados en ella y en ella definimos y construimos nuestras características personales. Craso error reivindicar la individualidad sin tener en cuenta que la misma es una construcción social. Aquí no me voy a parar a tratar la cuestión de las identidades nacionales, eso daría para otro artículo.

En el panorama actual con el neoliberalismo como sistema dominante, se ha inculcado en el imaginario colectivo la idea del individuo aislado y enfrentado al mundo, cuyo objetivo es escalar en la pirámide social y que si uno se lo propone, puede llegar a una buena posición, que el fracaso es culpa de sí mismo y que ha de esforzarse más. Desde las sucesivas reconversiones industriales y la tercialización de la economía, las relaciones sociales han cambiado mucho en muy poco tiempo. Ya es casi inexistente ese sentimiento colectivo de pertenecer a un grupo social con una identidad propia, sea como pueblo o de un mismo barrio. Este discurso en parte se ha asimilado por ciertas personas y en concreto en entre algunos pocos anarquistas, aunque no en el sentido neoliberal sino en el concepto del individuo aislado, en el cual solo creen en los individuos, negando identificarse como dentro de la sociedad, de la clase trabajadora o de un pueblo. Esto ha llevado en parte a la poca capacidad de respuesta que hay al no existir casi esos sentimientos colectivos, clave para que desde las clases populares se articulen movimientos de masas revolucionarios.

Miremos por ejemplo al pueblo mapuche o a otros pueblos indígenas, cuyos individuos que nacieron en el seno de esas sociedades se identifican como tales: hombres y mujeres trabajadores de la tierra y que en ella viven y la defienden de las agresiones imperialistas. Mismamente encontramos un ejemplo paralelo en las minorías kurdas, donde existe un sentimiento colectivo, sienten la necesidad de defender su gente y por ello luchan por la liberación del pueblo kurdo. Lo mismo podría ser aplicado en las identidades colectivas surgidas de barrios obreros. Obviamente estos sentimientos pueden ser aprovechados por la clase dominante para imponer sus intereses de clase, y por ello urge que nos identifiquemos también como clase trabajadora (asalariados, desempleados, y la mayoría de estudiantes y jubilados), como la clase social que produce la riqueza social y pone en marcha la sociedad, pero que carecemos de medios de producción y que el fruto de nuestro trabajo nos es usurpado.

La identidad colectiva es clave para la construcción de poder popular y el avance en la lucha social, pues nos define como pueblo trabajador, nos permite crear sentimientos de unidad y crear vínculos de solidaridad de clase y entre la gente y los pueblos que sufren la misma opresión, lo que no contradice el internacionalismo ya que dichos pueblos pueden hermanarse y por ello, solidarizarse. No obstante, apunto que no sería una negación de la identidad individual, ésta en realidad se construye socialmente y que sería respetado como tal. Renunciar a ella es renunciar a un punto clave para la capacitación material del pueblo y la clase trabajadora para caminar hacia la revolución social. El poder real y efectivo está en la organización social, está en la capacidad de los pueblos y la clase trabajadora de poder defender sus intereses, así como su emancipación social. Jamás desde las individualidades aisladas se consiguieron articular movimientos de masas radicales y transformadoras. Sé que recuperar estas identidades en el aquí y el ahora no son tarea fácil, y que probablemente deje muchas cosas en el aire en este artículo, pero como primer paso que tenemos que dar es intentar crear vínculos sociales perdidos, de saber que somos clase trabajadora y que sufrimos las mismas opresiones y las mismas injusticias sociales.

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