Nace Xesta, organización anarquista galega

Por reglib
26 min. de lectura

En el día que Xesta anuncia su llegada para fortalecer a los movimientos galegos, la redacción de Regeneración entrevista a la organización para que nos cuente su proceso organizativo, sus objetivos, sus luchas, su camino hacia la revolución que vén. Benvidas compañeiras.

Antes de entrar en materia sobre vosotras, ¿podríais explicarnos el significado y de dónde viene el nombre de vuestra organización?

El nombre Xesta no es casual. Es símbolo y declaración de intenciones. En gallego, xesta es el nombre de la escoba, la planta (Cytisus scoparius) que crece en los márgenes de los caminos, en los montes, entre las piedras y las cunetas. Una planta resistente, que sobrevive al frío, al fuego, a la sequía. Como nuestras luchas: nace donde no la esperan, y vuelve siempre, aunque la arranquen.

Pero xesta no es solo resistencia. En Galiza, es también símbolo de protección, de fuerza colectiva, de renovación. Cada primero de mayo, muchas casas y coches se adornan con ramas de xesta. Es una tradición viva que invoca la llegada del buen tiempo, la fertilidad de la tierra, la suerte, y que espanta los malos espíritus. Como se hace también en San Xoán, cuando se barre la casa con xesta para limpiarla de lo negativo.

Y es que Xesta es eso: una organización anarquista gallega que busca crecer desde abajo, resistir como planta silvestre y ser herramienta viva para impulsar poder popular, con estrategia, teoría y acción. Llamarnos Xesta es una forma de recordar que venimos de esa tierra que lucha y florece. Que nuestra memoria está en las cunetas y nuestra fuerza en lo común. Que queremos barrer lo que nos oprime y abrir camino para lo nuevo. 

¿Por qué nace Xesta?

Xesta nace porque sentimos que hacía falta algo más. Algo que ayudase a conectar luchas, a pensar colectivamente, a reforzar los vínculos entre quienes ya estamos plantando cara al sistema desde diferentes frentes. No partimos de cero: sabemos que en Galiza hay una larga historia de organización, de desobediencia y de comunidad. Lo que buscamos es aportar una herramienta más para esa tradición.

La semilla de Xesta se plantó tras el primer curso del Seminario de Estudos Libertarios Galegos, centrado precisamente en el anarquismo y la organización. A través de esas formaciones, y gracias también al trabajo sostenido con los Grupos de Autoformación Libertaria, fuimos profundizando en ideas, estrategias y experiencias que nos ayudaron a ver algo claro: hacía falta dar un paso más. Algunas personas identificamos una carencia en Galiza —la ausencia de una herramienta organizativa propia, específica, del anarquismo organizado— y decidimos crearla.

Así nace Xesta: con la intención de construir una estructura que combine teoría y práctica en equilibrio. Una organización que no se quede atrapada en el inmovilismo intelectual, pero tampoco repita prácticas sin horizonte. Queremos pensar para actuar, y actuar para transformar.

Entendemos que el momento que vivimos —crisis ecológica, autoritarismo, precariedad, desarraigo— exige respuestas organizadas, audaces y compartidas. Y creemos que esas respuestas no se construyen desde arriba, ni en solitario. Por eso impulsamos Xesta: para tejer red, para reforzar el músculo político de nuestras luchas, para poner en circulación ideas, análisis y herramientas útiles. Consideramos necesaria la puesta en común de todas estas luchas no sólo para hacer frente a la ola reaccionaria que vivimos hoy, si no para generar instituciones propias que puedan servir para construir el mundo de mañana.

¿Qué os ha llevado a organizaros políticamente?

Nuestro principal motor es, en primer lugar, la carencia histórica de estructuras organizativas estables dentro del anarquismo gallego. Durante mucho tiempo, la presencia libertaria en Galiza ha estado marcada por la dispersión, el informalismo o por proyectos más efímeros, lo que ha dificultado la continuidad y el avance estratégico del movimiento.

Sin embargo, en los últimos años ha ido surgiendo una red de militantes activas en torno a los espacios de memoria, reflexión y formación libertaria, que poco a poco fueron creando vínculos más sólidos y compartiendo una voluntad común de dar un paso adelante. En ese contexto, organizarnos políticamente fue el paso lógico y necesario para dotarnos de un espacio estable desde el que articular la acción, construir pensamiento colectivo e intervenir en la realidad gallega desde una perspectiva libertaria.

También ha influido en este proceso la proliferación de organizaciones anarquistas en otros territorios con enfoques sociales y organizativos, que nos han servido tanto de inspiración como de apoyo. Ver cómo otras compañeras en otros contextos estaban poniendo en marcha proyectos políticos sólidos, con prácticas horizontales y arraigo en los movimientos sociales, nos hizo ver que también aquí era posible construir una herramienta organizativa propia, que partiera de la realidad gallega y conectada con una tradición libertaria viva.

Nos organizamos porque ya no bastaba con existir de forma dispersa, ni con limitar nuestra acción a espacios culturales o activismos puntuales. Nos organizamos porque creemos en la necesidad de una herramienta política colectiva que, desde el anarquismo social y organizado gallego, pueda contribuir a la lucha por la transformación social, por la emancipación de nuestros pueblos y por la construcción de una sociedad libre, solidaria y autogestionada.

¿Cuál es el funcionamiento de la nueva organización?

Xesta funciona mediante una estructura organizativa “doble”, pensada para responder tanto a la necesidad de coordinación general como a las particularidades locales del territorio gallego (dispersión, ruralidad, concentración de movimiento en el Eje Atlántico, etc.). Por un lado, cuenta con órganos de decisión general: la Asamblea General y, en última instancia, el Congreso. Estos espacios garantizan la toma de decisiones estratégicas y la construcción colectiva de líneas políticas comunes.  Por otro lado, y con igual importancia, se articula a través de estructuras territoriales que permiten desarrollar análisis realistas de cada coyuntura local y aplicar tácticas adaptadas a las realidades concretas de cada zona. Esta doble estructura no es solo una elección organizativa: es una respuesta directa a la dispersión geográfica y poblacional de Galiza, donde cada comarca puede tener contextos y dinámicas sociales distintas.

Este modelo también retoma una lógica histórica muy propia de los movimientos de resistencia en Galiza, que a menudo operaron mediante proyectos autónomos como centros sociales, iniciativas vecinales o comunales, centrados en luchas específicas del territorio. Lejos de despreciar esa herencia, Xesta la incorpora y revaloriza, reconociendo el valor político de esas experiencias y dotándolas de una coordinación más amplia que permite sumar fuerzas sin borrar la diversidad. El funcionamiento cotidiano recae en las comisiones y grupos de trabajo que abordan tareas específicas (formación, comunicación, organización interna, tejido de redes, etc.). Esta estructura flexible permite mantener la operatividad sin burocratizar la militancia, favoreciendo la implicación activa de todas las compañeras en función de sus tiempos y capacidades.

Además, uno de los principios centrales que orientan el funcionamiento de Xesta es la unidad teórica y estratégica: esto implica construir colectivamente una lectura común del momento político, así como unas líneas de acción compartidas que guíen nuestra intervención en los distintos frentes de lucha. No se trata de uniformizar las formas de hacer, sino de que la diversidad de prácticas y ritmos se sostenga sobre una base política común, que dé coherencia a nuestras acciones y nos permita caminar juntas en la misma dirección.

¿En qué ámbitos de la sociedad, movimientos o luchas sociales interviene Xesta?

Xesta participa allí donde se construye resistencia popular y se abren caminos hacia la transformación social. Sabemos que los movimientos sociales en Galiza, a pesar de su potencia histórica, hoy adolecen de cierta fragmentación, escasez de relevo e insuficiente coordinación. Esto nos ha llevado, como militantes, a asumir múltiples frentes de lucha de manera simultánea —una realidad que asumimos con autocrítica, sabiendo que a veces dispersa más que fortalece—.

Aún así, desde nuestra práctica y análisis, identificamos algunos ámbitos prioritarios donde consideramos imprescindible estar presentes, fortalecer las dinámicas ya existentes y aportar herramientas libertarias que las hagan más sólidas y efectivas. Entre ellos, la lucha por la vivienda ocupa un lugar central: por su capacidad de aglutinar y organizar a sectores populares desde problemáticas urgentes, y por su potencial para generar tejido comunitario. También el ámbito laboral y anarcosindicalista, en cualquiera de sus expresiones organizativas, sigue siendo una trinchera necesaria en la defensa de nuestra clase frente a la explotación.

En paralelo, la lucha antirrepresiva es fundamental ante el avance del autoritarismo y la criminalización constante de la disidencia, así como el trabajo sociocomunitario, que se expresa en los centros sociales de base, espacios desde los que se construye arraigo, autogestión y apoyo mutuo. Sin olvidar también el compromiso con el independentismo gallego y la defensa activa de la lengua, que para nosotras no son luchas simbólicas, sino dimensiones esenciales en la construcción de poder popular desde nuestro propio territorio y nuestras propias formas de vida.

Desde todos estos espacios, queremos aportar una mirada organizativa, estratégica y libertaria, que no se limite a resistir, sino que busque construir desde abajo otra manera de vivir, de relacionarnos y de hacer política desde lo común.

¿Qué relación tenéis en vuestro territorio con otros agentes, organizaciones y movimientos? ¿Existe ya alguna alianza o sinergia?

En nuestro territorio, la relación con otros agentes, organizaciones y movimientos es un aspecto fundamental de nuestro trabajo político. En los últimos años se ha ido tejiendo una constelación de colectivos, espacios y afinidades que, aunque diversas en formas y ritmos, comparten una voluntad común de transformación radical desde marcos no institucionales.

Una parte importante de estas sinergias se da en torno a los centros sociales autogestionados repartidos por el país, con los que muchas de nosotras ya colaborábamos desde antes de impulsar procesos más organizativos, y donde hoy seguimos participando de forma activa. Estos espacios permiten sostener luchas comunitarias, actividades culturales, redes de cuidados y espacios de formación política.

También existe una articulación creciente entre colectivos y proyectos libertarios con los que compartimos tanto visión como militancia concreta. Algunos de ellos son:

-Refuxios da Memoria, que impulsa un trabajo valioso de recuperación y resignificación del legado libertario gallego desde una perspectiva crítica y popular.

-Las Feiras do Libro Anarquista da Coruña y de Pontevedra, que funcionan como puntos de encuentro, reflexión y coordinación entre diversos colectivos e individualidades.

-El Ateneo Libertario de Pontevedra, otro nodo activo y comprometido en la red libertaria galega.

-El Seminario de Estudos Libertarios Galegos (SELG), espacio de reflexión e investigación desde donde también se alimenta la construcción teórica y estratégica del anarquismo en Galiza.

A esto se suman proyectos editoriales como Ardora (s)edicións o Editorial Bastiana, que aportan una línea de trabajo muy valiosa en la recuperación de memoria, teoría y cultura política libertaria y territorializada.

Además, reconocemos y valoramos nuestras relaciones con militantes que vienen de ciclos anteriores de lucha, muchos de ellos vinculados a tradiciones autonomistas o insurreccionalistas. Desde una mirada autocrítica y reparadora, aprendemos de sus experiencias, errores y aciertos, reconociendo los contextos materiales y políticos en los que esas luchas se dieron. No partimos de cero, sino que nos nutrimos de una herencia militante que no idealizamos, pero tampoco ignoramos, porque sabemos que sin memoria no hay construcción transformadora posible.

Más que alianzas formales o estructuradas, lo que existe hoy es una red viva y en construcción de complicidades, afectos y proyectos compartidos que, sin dejar de lado la diversidad de perspectivas, apuestan por formas de hacer política horizontales, anticapitalistas, antipatriarcales y antiautoritarias, desde y para Galiza. Nuestro trabajo ahora pasa por formalizar estas relaciones y dotarnos como anarquistas de un sentido político y estratégico compartido.

¿Qué análisis de coyuntura hacéis en vuestro territorio y cuáles son las tácticas que el anarquismo organizado deba poner en funcionamiento allí?

Nuestro análisis de coyuntura parte de una observación clara: Galiza es un territorio con una alta dispersión demográfica, territorial e incluso política, lo cual condiciona profundamente cualquier intento organizativo, especialmente desde marcos libertarios. Esta dispersión se ve reflejada tanto en la multiplicidad de espacios autónomos y pequeños núcleos militantes aislados entre sí, como en una geografía desigual en términos de centralidad política y social.

Existe una fuerte centralización en torno a Santiago y A Coruña, con cierto peso también en Vigo, que concentra gran parte de los recursos, las infraestructuras y la atención institucional. Esta dinámica genera una desconexión entre lo que sucede en las grandes ciudades y lo que ocurre en la Galiza interior o más rural, dificultando la articulación nacional de los movimientos sociales. A pesar de esto, comparado con otras regiones del Estado, Galiza sigue siendo un territorio donde la dispersión (social, territorial, cultural) es mucho más marcada, y eso requiere una lectura particular.

A esto se suma el abanderamiento de muchas luchas populares por parte del institucionalismo, principalmente del BNG y de su ecosistema político y social (sindicatos, organizaciones juveniles, medios afines…). Esto ha provocado que parte de la movilización social se vea cooptada o dirigida hacia fines electoralistas o hacia una lógica de presión institucional, dejando poco espacio para estrategias autónomas y rupturistas. Esta dinámica se da también dentro del campo del independentismo, donde el discurso dominante (cercano al BNG) gira en torno a marcos moderados o reformistas, aunque con numerosas y loables excepciones que entienden, al igual que nuestra apuesta libertaria, la independencia como medio de emancipación popular y no como fin reproductor de estructuras estatales. 

En este contexto, el anarquismo organizado en Galiza debe apostar por tácticas específicas y adaptadas al territorio. Algunas de las que consideramos fundamentales son:

-Construcción de organización territorial arraigada, superando el centralismo y priorizando la implantación local desde una lógica de comunidad, a través de centros sociales, espacios vecinales y redes de apoyo mutuo. Esto no solo permite resistir la dispersión, sino también responder a problemáticas concretas desde lo cercano.

-Apuesta por un independentismo desde abajo, que no pase por los marcos institucionales ni aspire a crear un nuevo Estado, sino que fortalezca estructuras comunitarias de autogobierno como los montes veciñais, los concellos abertos o cooperativas autogestionadas.

-Formación política e ideológica sólida, que sirva para contrarrestar el vaciamiento de contenido radical en muchas luchas. Frente al oportunismo o el pragmatismo electoral, necesitamos herramientas teóricas y prácticas que nos permitan sostener una línea libertaria clara y coherente.

-Intervención en luchas clave como la vivienda, el ámbito laboral y sindical, el feminismo anticapitalista, la defensa de la lengua y la cultura gallega, y los espacios sociocomunitarios. Pero hacerlo desde una lógica no extractiva, sin instrumentalizar luchas ni sobrecargar a las militantes, sino con un sentido estratégico, pedagógico y de arraigo.

-Tácticas de coordinación a largo plazo, sin caer en el inmediatismo ni en la urgencia permanente. Sabemos que nuestro proyecto necesita tiempo, cuidados y escucha, y que solo así podremos construir una alternativa real al Estado, al capital y al patriarcado.

Creemos que el anarquismo organizado en Galiza necesita articular una respuesta propia a una realidad política, social y territorial muy específica, apostando por una construcción paciente pero decidida, que sepa leer las condiciones del país y poner en marcha una estrategia a la altura del momento histórico.

¿Cómo encaráis la articulación con otras organizaciones del anarquismo social y organizado?

Estamos en un momento de construcción, y eso implica escuchar nuestros propios tiempos. Desde Xesta sentimos que lo que queremos levantar es algo ambicioso, sólido y duradero. Pero sabemos que eso solo es posible si empezamos por cuidarnos por dentro: construyendo relaciones internas basadas en la confianza, el apoyo mutuo, el respeto, la comunidad. Y eso requiere paciencia, tranquilidad y mucho trabajo cotidiano.

En ese sentido, la articulación con otras organizaciones del anarquismo social y organizado nos ilusiona, aunque también nos impone un gran respeto. Nos da vértigo, sí, pero también muchas ganas. Queremos construir esos vínculos desde la honestidad, sin forzar lo que aún no podemos sostener, pero con la voluntad clara de caminar juntas.

Nos reconocemos nuevas, aprendices. Estamos en proceso de formación constante, y valoramos enormemente todo lo que podemos aprender de quienes ya llevan tiempo organizadas. Por eso, ahora mismo, vemos y sentimos esa articulación como un apoyo clave: en lo teórico, en lo estructural, en las prácticas y herramientas que nos ayuden a sostener este proyecto. Queremos tejer esas alianzas desde el realismo, pero también desde la alegría de compartir camino con quienes compartimos horizonte.

¿Tenéis conocimiento de intentos de organización específica previos en Galiza?

En Xesta damos mucha importancia a nuestra memoria colectiva como militantes y tenemos conocimiento de varios intentos previos de organización específica libertaria en Galiza, experiencias que valoramos y de las que también tratamos de aprender, tanto de sus aciertos como de sus límites. Algunos de nuestres compañeres militaron en estos espacios o los conocieron de cerca.

Entre los antecedentes más relevantes están el Colectivo Estudantil Libertario (CEL), con una inspiración cercana al especifismo, influida por experiencias como la Federación Estudiantil Libertaria de Chile o los textos de Felipe Corrêa. El CEL tenía presencia en varias ciudades (Compostela, Ourense, A Coruña, Vigo) y apostaba por el poder popular desde el ámbito educativo. Aunque nunca llegó a consolidarse del todo como una organización formal y estructurada, sí fue un espacio importante de formación política y de articulación juvenil libertaria. En 2014 participó en la fundación de la Federación Estudiantil Libertaria (FEL) a nivel estatal, de la que las militantes gallegas salieron tras un año para transformarse en una organización juvenil propia.

Así nació en 2015 Liça, que operó unos años con una línea que se acercaba al anarcoindependentismo, sin llegar a definirse formalmente como tal. Aunque se intentó dotarla de una estructura más firme y clara, persistieron tensiones internas entre líneas más informalistas y otras con tendencias más centralistas. Además, la intromisión de organizaciones autoritarias como Xeira dentro del movimiento estudiantil gallego dificultó mucho el trabajo, especialmente en Compostela. Finalmente, Liça se disolvió entre 2017 y 2018.

También existió un intento breve llamado Bátega, que no llegó a consolidarse más allá de un manifiesto publicado en 2017, pero que señalaba la inquietud persistente de sectores juveniles por construir organización libertaria con vocación estratégica.

Estos antecedentes nos muestran que el deseo de organización específica libertaria no es nuevo en Galiza. En Xesta recogemos ese testigo sabiendo que muchos de estos proyectos fueron experiencias valiosas, pero también conscientes de que carecieron del tiempo, las herramientas o las condiciones para asentarse de manera estable. Aprender de ellos nos ayuda a abordar con más claridad nuestros propios procesos organizativos.

¿Cuál es la posición tiene Xesta ante la cuestión nacional galega?

Para Xesta, la cuestión nacional gallega no es una meta identitaria, sino una herramienta estratégica de emancipación colectiva. Partimos de una convicción firme: la independencia de Galiza, entendida desde una perspectiva libertaria, debe servir para desmantelar las estructuras de dominación y construir una sociedad libre y autogestionada. No aspiramos a fundar un nuevo Estado, sino a debilitar y superar el poder estatal que oprime nuestras vidas, nuestra lengua, nuestro territorio y nuestra clase.

Nuestro enfoque es claro: independentismo desde abajo, no desde las instituciones oficiales ni desde proyectos de élite, sino a través del fortalecimiento de estructuras propias como los montes en man común, los concellos abertos o las redes de economía solidaria. Proyectos que ya existen o están en marcha, y que encarnan una forma de soberanía real, cotidiana, basada en la participación directa y el apoyo mutuo. Apostamos por la autodeterminación funcional: no esperar condiciones ideales, sino empezar desde ya a organizar nuestras propias herramientas para vivir con autonomía.

En este camino, no creemos en identidades cerradas, exclusivas ni esencialistas. La identidad gallega es para nosotras un espacio de resistencia, una forma de vida arraigada que queremos proteger sin convertirla en frontera. Lo que nos interesa no es levantar banderas, sino asegurar las condiciones materiales y sociales para que nuestro territorio pueda vivir conforme a sus valores, en libertad y en relación con otras.

Desde nuestra perspectiva, el independentismo per se, sin prefigurar qué tipo de sociedad queremos construir, es en cierta medida un proyecto vacío. Por eso, nuestra apuesta no es por una independencia abstracta o meramente identitaria, sino por un proceso de emancipación social y política integral, que camine hacia una sociedad libertaria, feminista, anticapitalista y verdaderamente democrática, construida desde abajo y con protagonismo popular.

Por eso mismo, nuestro independentismo está atravesado por el internacionalismo, que no entendemos como un universalismo abstracto, sino como la articulación libre y solidaria entre territorios con historia y luchas propias. Nuestra manera de ser internacionalistas es ser galegas: aportar desde aquí, desde nuestra experiencia y nuestras instituciones comunitarias, al movimiento anarquista internacional.

Sabemos que la lucha contra el capitalismo y el Estado es global, y que la coordinación entre organizaciones socialistas libertarias de distintos pueblos es esencial. Pero también sabemos que esa lucha solo será sólida si se sostiene en la raíz de cada territorio. Por eso, decimos que la independencia gallega no es el fin, sino el medio para construir otra sociedad —una sociedad libre, igualitaria y sin dominación—.

Redacción Regeneración.

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