Apuntes sobre El Capital II: De los cambios

Por Protorm
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Relaciones de los poseedores de mercancías

Para poner en contacto unas mercancías con otras, sus poseedores tienen que establecer mutuas relaciones, de forma que cada cual se apropia de la mercancía ajena entregando la propia, por medio de un acto voluntario común. Los poseedores deben reconocerse tácitamente como propietarios privados de las mercancías a intercambiar. Esta relación jurídica, cuya forma es el contrato, no es otra cosa que la relación de las voluntades que se refleja en la relación económica. En este caso, las personas solo existen a título de respresentantes de la mercancía que poseen.

Recordamos que por mercancía entendemos la producción destinada al cambio o venta. Para el dueño de una mercancía, esa mercancía no es un valor de uso, un objeto de utilidad. La única utilidad que le encuentra es que puede ser útil a otros: que es un instrumento de cambio y portavalor. Es un valor negativo que aspira a intercambiar por otras mercancías que satisfagan sus necesidades. Por tanto, la mercancía solo constituye un valor de uso tras el cambio, manifestando su utilidad para quien la ha adquirido. En definitiva, es necesario que las mercancías se manifiesten como valores antes de que puedan realizarse, mediante el cambio, como valores de uso.

Pero también es preciso que el valor de uso esté demostrado para que las mercancías constituyan un valor. Es decir, es necesario demostrar que el trabajo invertido en producirla haya generado algo útil.

Hay una contradicción en el proceso de cambio: Sólo cuando son útiles las mercancías pueden presentarse como valores pero, para el cambio, deben haberse presentado como valores antes de manifestar su utilidad. ¿Cómo satisfacer esta contradicción?

La relación de cambio engendra la forma moneda

Las mercancías solo pueden manifestar su carácter de valor y la cantidad de éste si se colocan sobre una base de igualdad con una cantidad determinada de cualquier cosa útil, cuyo valor esté ya demostrado. Esta mercancía que se utiliza como base de igualdad se convierte en moneda, como ya comentamos en la entrada anterior. La relación de cambio origina por necesidad la forma moneda.

El desarrollo histórico de la producción y el cambio ha impreso cada vez más a los productos del trabajo el carácter de mercancías (productos para otros). Una parte cada vez mayor de objetos útiles se han producido intencionalmente para el cambio. Es decir, que hasta en su producción los objetos se consideran únicamente mercancía. Y así, la necesidad de una forma palpable que permita comparar los objetos desde el punto de vista del valor (la forma moneda), se ha vuelto cada vez más natural.

La forma natural de la mercancía moneda queda así establecida socialmente como la única forma de existencia del valor.

La forma moneda se asocia a los metales preciosos

Algunas consideraciones adicionales sobre la mercancía que se ha convertido en forma moneda:

La relación social de cambio, que transforma al oro y la plata en moneda, no les da su valor. Estos ya tenían valor antes de ser moneda, pues servían de materia prima para fabricar numerosos artículos. La relación social de cambio solo imprime en estos metales la forma moneda, una forma especial de valor.

Como cualquier mercancía, la moneda puede expreser su propia cantidad de valor en otras mercancías. Basta leer en sentido inverso la tarifa de precios corrientes para encontrar su cantidad de valor expresada en todas las mercancías imaginables.

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