Apuntes sobre el debate “De la crítica institucional a la práctica de la calle”

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El pasado viernes 12 de febrero, el Banc Expropiat había invitado al colectivo Equilibrismos para realizar un debate que titularon “De la crítica institucional a la pràctica del carrer”.

La introducción fue a cargo de uno de los miembros del espacio, que nos explicaba el porqué: superar la crítica a los partidos que habían decidido hacer el asalto institucional, después de lo que marcó el 15M y los límites de este. Como en el texto del cartel que invitaba al debate, el objetivo era pasar página de este y demostrar que la mejor crítica, es la práctica.

Seguidamente hablaron los dos miembros de Equilibrismos. En primer lugar se señaló la importancia de cómo y para que hablar de las instituciones, tomando como punto de partida la superación de las lógicas del capitalismo, sin tomar un punto de vista cientifista y/o dogmático. Atendiendo a las necesidades y a las condiciones de cada momento, a la vez que entendemos que hay una distancia entre el deseo de cómo actuar y la realidad, que es diferente.

Tomando el 15M como un hecho muy relevante, por ser el fenómeno de acción colectiva más multitudinario en años, el colectivo entiende este no como un sujeto, sino como un proceso o conjunto de estos, que no empieza el 15 de mayo. Sobre cuando termina, depende de la perspectiva que se tome (con la formación de los nuevos partidos o con la descentralización de las grandes plazas, o aun no ha terminado, etc. También es importante el hecho de que, aunque las acampadas empiezan en Madrid, se replican por todo el Estado, reproduciéndose en varios focos.

Lo catalogan como un movimiento de aspiraciones y discurso de clase media (especialmente en sus inicios) si se recuerda a sus impulsores (Democracia Real Ya, Nolesvotes, Juventud Sin Futuro, etc.) que apuestan por medidas como la reforma en las leyes electorales, el rechazo a los “extremos”, etc. Un ejemplo es la típica crítica al trabajar en un establecimiento de comida rápida como precario: lo que se critica no es el hecho de que exista un trabajo así, sino que por los estudios propios acaban en este tipo de trabajo que no les corresponde.

Así que existe una ruptura con los sujetos de transformación social anteriores que luchaban por cuestiones inmediatas, como el movimiento obrero y se apela al ciudadano. El ciudadano es presentado como una persona con igualdad de obligaciones y derechos, en las que a partir de una crítica rápida, podemos ver como colectivos como las personas sin papeles quedan rápidamente excluidas. Por otro lado, lo que se pide es que el Estado cumpla sus obligaciones, en vez de cubrir las necesidades por si mismos.

En el 15M no existen análisis fundamentados, pero aparecen aspectos que los autores creen relevantes, pues el mismo acto nace como una protesta contra la represión, y se abren procesos colectivos muy fuertes. Reactiva y pone en marcha luchas como la de la vivienda. Se realizan acciones en la calle, asambleas, etc. no exentas de contradicciones, pero, ¿para qué? El colectivo resalto la importancia de no caer en un tradicionalismo de hacer las cosas por inercia. El hecho de funcionar de maneras concretas nos tiene que hacer argumentar el porqué funcionamos así. Por otro lado lo que supuso también fue la ruptura de la endogamia (permanecer en grupos cerrados) de los movimientos sociales y se innovó en debates antes muy estigmatizados como el campo de la ocupación. Algunos aspectos que subrayaron fueron los siguientes:

-Las marchas de la dignidad, en las que se coordinaron (y confrontaron) varios grupos, y en las que Podemos estuvo a punto de no participar.

-El discurso de la madurez política, en las que se justifico la entrada en las instituciones por una cuestión de madurez política vs la calle como un espacio infantil.

-La hegemonía cultural, que se pone en duda. Afirmaron que hacerlo desde las instituciones es inoperativo y que es más eficaz en un centro social de barrio. Las fuerzas políticas se adaptan a su electorado, que además se trata de una falsa mayoría electoral y una falsa capacidad de gobernar).

Entonces existen dos posibles ejes de debate: las oportunidades del fracaso del asalto electoral, y que posibilidad de cambios hay hoy en las instituciones (refiriéndose a forzar cambios desde fuera, como cambiar o tumbar una ley mordaza desde la calle, etc.)

El segundo ponente de Equilibrismos planteó que Podemos no era ajeno al 15M, y que en Madrid en sus inicios era muy obvio, criticando la visión de un anarquismo que vería estos partidos como una apropiación de un movimiento puro. La justificación del asalto institucional sería un techo de cristal en las movilizaciones desde la calle, que generarían frustración y entonces se intentaría poner estas al servicio de la gente. Comentó que lo que está intentando hacer Ahora Madrid* es una táctica similar a lo que se ha llamado “aguirrismo democrático”, usar la infraestructura de las instituciones para construir una sociedad civil afín.

El 15M surge de un vacio, de una cultura de la derrota en los grandes movimientos de contestación de las últimas décadas (así que es difícil pedir). No se salió de la OTAN, no se paro la guerra, no funcionaron el movimiento estudiantil ni las huelgas generales… Así que con el paso del tiempo, el 15M se erosiona y acaba siendo una cosa minoritaria y una identidad política más (están los rojos, los anarquistas, los quinzemayistas).

Pero lo importante, el análisis principal, es el sedimento. La perspectiva general dentro de los movimientos revolucionarios, especialmente el anarquismo, es que el objetivo es intentar aumentar el conflicto. Lo que pasa es que las luchas tienden a ser cíclicas, nacen, crecen, se estancan o mueren (habiendo ganado o no). Así que es importante estar en las diferentes luchas, para disputar el sedimento (los símbolos, las prácticas, etc.) porque existe un margen de lucha como por ejemplo demostrar que las asambleas sirven como método, luchar contra las separaciones ficticias que nos construye el capitalismo y el género, etc.

Del 15M, lo que ha durado han sido espacios físicos y luchas concretas, no la práctica de hacer grandes debates. No se estaba construyendo un movimiento con el que imponer y conseguir conquistas. Seguidamente el ponente recuerda que no están ofreciendo una visión de la ética de los medios sin los fines. Los métodos sirven si son capaces de ganar. Y lo que valoran es que el 15M no tenía una gran demanda (a diferencia de las primaveras árabes donde había luchas concretas como derrocar a uno u otro dictador). A corto plazo no agrupaba a la gente, iba desgastándose, pero a la vez su formato hizo que se expandiese en el tiempo y muchas plazas y espacios.

A partir de aquí plantean una visión pesimista en lo económico y social: las cosas van a ir a peor, y no vamos a recuperar nunca el pasado. De hecho ya se rumorea la posibilidad de una nueva crisis, si es que hemos salido de esta. También señalan que unida a la económica, existe una crisis de expectativas, que es lo que a nivel discursivo reproducía el 15M, una clase media empobrecida. Pero es que antes había gente que estaba jodida, y ahora lo esta mucho más. Entonces la pregunta es porqué la gente se ha articulado en la lucha de la vivienda y no en la laboral, ante un panorama donde aumentaran las “poblaciones superfluas”: aumentaran los guetos, suburbios, favelas, banlieues, el subempleo y el paro será crónico, los trabajos de mierda y aumentaran las deudas y los trapicheos. El Estado del Bienestar (si aquí hubo alguna vez) se ira retirando. Entonces el eje se va a desplazar del salariado a la reproducción social, más que un eje trabajador-patrón, y habrá una feminización de las luchas.

Por otro lado señalaron la situación actual como un contexto (salvando las distancias) con los años ’60 del siglo pasado, que precedieron al movimiento obrero de los ’70, que fue desactivado e integrado en la Transición, estando quizás delante de lo que serian unas nuevas comisiones obreras (en su espíritu original), pero esta vez a partir de la vivienda, en las PAH. También cabe plantearse el porqué de los discursos actuales de una “segunda Transición”. Así que imitando un poco los afectados por la hipoteca, una posible propuesta son las redes de solidaridad en el trabajo.

Hay que pensar también en la diferencia entre consciencia y politización (lo que el ponente llamó, el tremendo abismo), que no es un camino fácil. Ante el fracaso hablan de dos tipos de respuestas, “el vale todo” y porque nuestras aspiraciones están lejos, y el pesimismo en el que cualquier acto es inútil, y por lo tanto “no se hace nada” por luchar.

Las revoluciones, por lo tanto, son consecuencia de lazos políticos, vínculos, sociabilización. Estos no aseguran nada, pero son imprescindibles para estas, para poder conseguir las confrontaciones que buscamos y en situaciones de crisis, poder ir más allá y superar las estructuras dominantes. El comunismo/anarquismo/socialismo (etc.) es una forma de vivir, pero solo se puede vivir en este, y vivirlo ahora genera gueto y/o frustración.

Sin embargo, concluye el segundo ponente de equilibrismos, hay margen de conseguir modos de funcionar superar las condiciones existentes. A partir de entonces empezó el debate.

Se habló de la falta de acuerdo en el 15M era fruto de no haber un sujeto y un objetivo claro, cosa que si que hay en por ejemplo, la PAH. En otros campos, como el laboral es difícil organizar planteamientos similares. ¿Cómo hacerlo? Se comentó que la PAH genera lazos sociales muy potentes y que, según las experiencias del participante en el debate, en el mismo WhatsApp se podía ver un apoyo muto continuo en relación a necesidades (superando el tema de la vivienda, como por ejemplo arreglar electrodomésticos, según las diferentes habilidades y capacidades de las personas) que el neoliberalismo ha roto.

Otra persona opinaba que el sindicato no podrá reconstruirse tal y como lo tenemos en la cabeza (CNT histórica), y que se tenderá a redes de solidaridad.

Se habló del concepto de la tasa de ganancias en el contexto capitalista: si en una época los salarios no bajan, esta se mantiene obteniendo beneficios por otros lados.

Se formuló también la pregunta de cómo conseguir una sociabilidad densa, y se comento que quizás la clave es centrarse en luchas por necesidades específicas, en un espacio concreto (poniendo de ejemplo el mismo Banc Expropiat) pues la identidad se crea con la práctica. Se habló de recuperar las asambleas de “bocadillo”, aquellas que duran el tiempo de descanso entre las compañeras de trabajo y la importancia de crear redes de solidaridad. También se comentó que llegaremos a un punto en que casi cualquier lucha reformista tendrá que ser rupturista porqué el sistema será totalmente insostenible. El debate giró en torno a si era posible entonces trasladar el modelo de la PAH al mundo laboral.

Por otro lado una persona de sexo femenino comento que se había sorprendido en la charla por la presencia casi totalmente masculina (y los colores negros que vestíamos). Se hizo una crítica a la figura/sujeto del trabajador como una persona masculina, y se habló de la feminización de la pobreza. De hecho, el sujeto obrero industrial es una figura en desaparición, y aunque sigue existiendo, no podemos tomar sus luchas (Coca Cola, Panrico) como modélicas. También se debatió acerca de poner el foco en la reproducción social superando el ámbito laboral, citando la iniciativa de la Vaga de Totes, que finalmente no cuajo y no tuvo mucho apoyo de ningún sindicato.

Finalmente se habló de formación y comunicación. De la necesidad de adaptar el lenguaje a la gente que no se ha socializado en nuestros espacios y de la necesidad de la formación para la práctica. Se hablo aquí también de las experiencias en las luchas por la vivienda en el barrio de Gràcia (en la que no se había podido generar una red solidaria ya que una vez que la gente había okupado no se implicaba) y la OFIAM.

@a_bandazos

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