Dos caras para una misma hegemonía

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Mañana 6 de noviembre 2012 tendrán lugar las elecciones de Estados Unidos. Dos candidatos  principales; dos estilos de administración; un mismo sistema hegemónico.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, las elecciones de Estados Unidos son de vital importancia para todo el mundo: les ciudadanes del Estado hegemónico que domina el globo en diversos aspectos deciden quién administrará no solamente su territorio, sino también gran parte de las dinámicas transnacionales. A les que no vivimos allí se nos podría pasar por la cabeza que las elecciones nos quedan un poco lejos, pero lo cierto y verdad es que los resultados que deriven de los comicios de mañana nos influirán a todes durante los próximos cuatro años.

La dominación estadounidense no solamente es militar, por lo que un cambio de partido cambiaría las relaciones internacionales al cambiar la política exterior del ejecutivo; la dominación de la primera potencia mundial también es económica, política, social, y cultural. Económicamente, lo que hace y decide Estados Unidos reverbera en casi todos los rincones del planeta, por poner un ejemplo: los flujos transnacionales de capital, en forma de inversiones directas a través de corporaciones, parten en gran medida del gigante norteamericano, no solamente hacia países “en vías de desarrollo” sino también a países “desarrollados”. De hecho, la mayor parte de los flujos de capital se dan entre tres regiones globales que acaparan a la mayoría de países de la OCDE. Estas regiones son Europa, Norteamérica, y el Asia Oriental. Por otro lado, en 2010 estos flujos de capital fueron de 1.122 billones de dólares según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, siendo Estados Unidos el mayor destinatario mundial con 200 billones de dólares.

Cultural e ideológicamente Estados Unidos también posee el dominio mundial, haciendo que su postura política sea de gran influencia en las instituciones internacionales que deciden el futuro de la economía globalizante (como el Fondo Monetario Internacional, en el cual es el primer contribuidor). Pero tal vez la mayor dominación que ejerce Estados Unidos sea la simbólica: la ideología que defiende, es decir, las ideas y valores que dan sentido a las acción humana ya sea en la esfera económica, en la política, o en la social, es la dominante a nivel global. Y por lo tanto nos afecta a todes, pues en menor o mayor medida todos los Estados están ligados de una forma u otra a dinámicas transnacionales que se escapan de su control directo.

No obstante, que  mañana gane Obama o Romney solamente tiene una importancia superficial. El estilo de administración de los dos candidatos es claramente distinto, pero la ideología que los dirige es exactamente la misma. Y no es cuestión de si las corporaciones y los lobbies dominan la estructura política de la potencia hegemónica; también es cuestión del ethos que da sentido a la vida de les norteamericanos, quienes votan virtualmente en nombre de todo el planeta. La cultura estadounidense, pues, es exportada a lo largo y ancho del planeta por diversos medios como instituciones, conferencias, o películas. Hollywood es, seguramente, la mayor exportadora de hegemonía estadounidense, y sin duda es efectiva.

De ahí que hablar a día de hoy de imperio no es tan descabellado. Y mañana ese imperio decide la cara que le representará ante el mundo entero: una cara que no importa si es negra o blanca pues los poderes que la sustentarán son los mismo, y sus intereses capitalistas no cambian.

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