En torno a Ajoblanco: Crònica en roig i negre

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Saludamos todo proyecto de recuperación de la memoria sobre los años de la Transición en España, especialmente cuando en dichos proyectos se intenta mostrar la otra cara de la narración oficial de la historia. Crònica en roig i negre es uno de estos proyectos y su autor elige como tema central la aventura de la revista barcelonesa Ajoblanco. Como tal, el reportaje es rico en imágenes y entrevistas, apoyándose en documentos de época y testimonios de algunos de los principales protagonistas. Como es sabido, la revista Ajoblanco se editó en dos épocas, de 1974 a 1980 y de 1987 a 1999, pero teniendo en cuenta el título del documental, podría decirse que éste concede una mayor dimensión a la primera época, sin embargo más breve, cuando Ajoblanco era una publicación enmarcada en el contexto del renacimiento libertario y contracultural catalán de los años setenta.

El primer Ajoblanco era, como Pepe Ribas, su principal animador, lo ha calificado alguna vez, una “revista-movimiento”. Desde su primera aparición en 1974, influido por la contracultura norteamericana, se fue abriendo paso hacia una filosofía anarquista que impregnaba la época. El segundo Ajoblanco fue más bien una revista cultural de izquierda, con entrevistas y reportajes de fondo, que combinaba seriedad y frivolidad, crítica y espíritu de modernidad. Es verdad que muchos, desde un punto de vista profesional y periodístico, incluso gráfico, preferirán la segunda época de la revista. Pero no hay duda de que políticamente los años setenta fueron una época mucho más apasionante y es inevitable que los que no vivimos aquellos años nos sintamos más atraídos por el primer Ajoblanco, que fue el catalizador de tantas energías y esperanzas. Tal vez sea también el caso del realizador del documental.

En ese sentido, nos parece que el documental de Fdez de Castro deja en segundo lugar aspectos esenciales del primer Ajoblanco. Se insiste más en ciertos hechos sonados (el subversivo número dedicado a las Fallas) y se olvida mencionar, por ejemplo, el importante debate sobre la “muerte de la contracultura” que tuvo lugar en el seno de la revista. Es verdad que los hechos históricos siempre tienen varios lados y según los criterios que elijamos privilegiaremos unos lados u otros. Nosotros creemos que el primer Ajoblanco tuvo su gran momento entre 1976 y 1978, dos años y pico que marcaron una época en la contestación política. Es entonces cuando la revista conoció su mayor auge, encarnando los deseos colectivos de construir una sociedad sobre otras bases radicalmente diferentes. En el documental, por dar ejemplos, no se muestra el apoyo que Ajoblanco dio a la ecología, a las comunas, al naturismo, a la educación alternativa o a los ateneos. Tampoco el apoyo a los presos en lucha, a la autogestión, a la literatura subterránea… Tenemos la impresión de que el documental privilegia más el lado subversivo, que sin duda existió, pero que nos parece menos importante frente al ideal de construcción de una sociedad nueva que era central en esta publicación durante sus años gloriosos.

También hay que advertir que los personajes que ofrecen su opinión en el documental no son siempre los más indicados para poner de relieve lo que venimos diciendo. Personajes como F. Savater o K. Marchante pueden ser muy representativos de la sociedad de hoy pero en Ajoblanco sólo tuvieron un papel anecdótico. Félix de Azúa ni siquiera eso. Aportar testimonios más sustanciosos habría implicado convocar a personas que hoy están fuera de escena o que simplemente han fallecido. Contar incluso con algunos de los miles de lectores que seguían la revista o mantenían una correspondencia en aquella época habría resultado un empeño provechoso.

Pese a todo lo dicho, nos parece que el documental tiene el mérito de volver sobre una época mal conocida y peor interpretada; una época sobre la que se echó rápidamente un manto de olvido al organizarse el montaje de la movida madrileña a principios de los años ochenta.

Reivindicar esta crónica en rojo y negro es de hecho llamar la atención sobre un deseo de libertad no muy extendido en nuestra sociedad actual.

José Ardillo

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