Izquierda Libertaria, una nueva manera de entender la política

Por Asecas
19 min. de lectura

En la búsqueda de nuevas formas de hacer política que nos permitan tejer un músculo popular fuerte, debemos explorar y conocer distintas maneras de intervención social y de discurso. En este sentido, no está de más cruzar el charco y conocer cuál es la coyuntura política que se está viviendo en otros países como, por ejemplo, en Chile. Esto nos pueden aportar claves o estrategias nuevas para poder seguir caminando hacia un pueblo fuerte capaz de configurar un contrapoder y, así, dotarnos de la capacidad de pugnar por victorias. Por este motivo, hemos entrevistado a las compañeras de Izquierda Libertaria. Os traemos las respuestas de Lucho, del equipo de Relaciones Internacionales de esta organizacion, que nos habla de cómo IL quiere ahondar en la brecha del régimen Chileno propiciando las condiciones para “dar la batalla por el socialismo”.

R: En primer lugar, y asumiendo el largo proceso que supone la formación de IL, ¿Qué es y de donde viene Izquierda Libertaria? ¿Cuál es su situación actual como organización?

IL: Para entender el contexto en el que nace la Izquierda Libertaria, hay que remontarse a la derrota del proyecto revolucionario en Chile a fines de los 80. No hubo ruptura democrática sino salida pactada a la dictadura y se configuró el “pacto de la transición” entre los partidarios del dictador Pinochet y la Concertación de Partidos por la Democracia, quedando la izquierda (representada fundamentalmente por el PC y otras organizaciones políticas) minorizada, y los restos de las organizaciones político-militares (FPMR, MIR, MJL) aislados. Fue una transición “a la española”, siendo Felipe González uno de los principales referentes del PS y de la Concertación en general. El marco que predominó fue dictadura vs democracia, y a la consecución de la segunda (bajo permanente tutela de las FFAA cuyo comandante en jefe seguiría siendo Pinochet) se sacrificó todo.

Durante 20 años el pacto sirvió para ampliar la base de sustentación del modelo socioeconómico implantado en dictadura (que como es bien conocido en España, por ejemplo a través de “La doctrina del shock” de Naomi Klein, fue pionero y muy radical en las medidas neoliberales) y poder gobernar con un menor uso de la fuerza y mayor grado de consenso.

Ese consenso se basaba fundamentalmente en la estabilidad institucional (con los opositores a la dictadura administrando el modelo legado por ella y la exclusión de actores refractarios a ese pacto), el crecimiento económico vía ajustes neoliberales (y el relato del “chorreo”: cuanto más grande fuera el pan, más migas caerían debajo de la mesa para los de abajo) y la promesa del ascenso social individual mediante el esfuerzo.

Y pudo asentarse sin demasiados problemas gracias a la destrucción de tejido social producida por la aplanadora neoliberal, ayudada por legislación ad-hoc, como la Constitución de 1980 (que sigue rigiendo hasta hoy con algunas modificaciones en 2005 que no alteran su sentido) o un Código del Trabajo (también legislado en dictadura) que pone enormes trabas a la huelga y a la constitución de sindicatos por rama.

El consenso comienza a agrietarse cuando el relato de la transición se agota y el bloque dominante no consigue instalar otro que lo sustituya: La amenaza de la dictadura se ve muy lejana (y más para las generaciones más jóvenes, que no la vivieron), y la Concertación, que hasta en el nombre alude a ese momento histórico, pierde su razón de ser. El crecimiento económico profundiza la brecha de la desigualdad al ser sin redistribución, el escaso y extremadamente dificultoso ascenso social individual contrasta con el mantenimiento de una sociedad y un Estado fuertemente oligárquicos, el aumento del consumo es en base a un endeudamiento brutal, la mercantilización de derechos sociales como la educación, la salud o las pensiones genera desprotección e inseguridad…

El clivaje dictadura/democracia ya no funciona y comienza a instalarse otro, el de derechos sociales negados por el modelo versus sus defensores: tanto la derecha heredera de la dictadura como la Concertación, plenamente integrada al modelo.

Es así que las luchas antineoliberales empiezan a adquirir masividad y transversalidad, desde enfrentamientos acotados sectorial y territorialmente y con demandas reivindicativas y gremiales, a luchas que cuestionan pilares del modelo de acumulación capitalista, como la privatización y financiarización de la educación y de las pensiones, que han sido las dos más significativas hasta el momento en ese sentido, la primera alcanzando su cénit en el 2011 (y marcando un antes y un después en la vida del país) y la otra en este mismo año, sacando a millones de personas a la calle a protestar contra las AFP, el sistema de ahorro forzoso y privatizado que entrega jubilaciones de miseria.

La Izquierda Libertaria es una de las expresiones políticas que emerge […] al calor de esas luchas antineoliberales, extrayendo de ahí sus cuadros y forjándose en ellas como proyecto.

La Izquierda Libertaria es una de las expresiones políticas que emerge del agrietamiento de ese consenso, en su caso al calor de esas luchas antineoliberales, extrayendo de ahí sus cuadros y forjándose en ellas como proyecto. Sin ellas no sería lo que es.

Eso explica en buena medida los sectores y territorios en los que tiene más desarrollo, que son aquellos en los que el ciclo de luchas antineoliberal se ha expresado con mayor masividad y contundencia, como el movimiento estudiantil, los sectores estratégicos de la economía (llamamos así a los que mueven el país, en un modelo primario-exportador como el nuestro) o algunas de las zonas más depauperadas por el (sub)desarrollo neoliberal, como el Norte Grande o la provincia de Arauco. Fue creciendo de la mano con estos procesos de lucha y politización.

Tras un trabajo soterrado de muchos años de la Organización Comunista Libertaria (OCL) a través de frentes político-sociales (de los que el más conocido y de mayor recorrido es el FEL), en julio de este año se presentó Izquierda Libertaria como partido público, tras constatar la necesidad de contar con un referente que permitiera afrontar las tareas que definió para el periodo.

La IL tiene presencia desde Arica hasta Chiloé (en casi todo el país), y desarrolla trabajo sindical, estudiantil, territorial, feminista, ecologista, de comunicaciones, muralista, de formación, institucional… pretende ser un proyecto político completo, capaz de aportar desde todos los frentes y con todas las formas de lucha al avance popular.

R: ¿Cuáles son las principales medidas que está impulsando IL dentro de la coyuntura política de Chile? Y, para contagiarnos algo de esperanza a otras latitudes por el camino de IL, ¿Qué objetivos y que aspiraciones tiene IL a corto y medio plazo en la política Chilena?

IL: La OCL en su último Congreso (que desembocó en la creación de la Izquierda Libertaria) definió la necesidad de evitar que la brecha abierta por la crisis del “pacto de la transición” y la irrupción de las luchas antineoliberales se cerrara y que, por el contrario, decantara en una Ruptura Democrática, es decir, en una ampliación de los estrechos márgenes para hacer política impuestos por la Constitución del 80 y el resto de la institucionalidad emanada de la dictadura, consiguiendo así mejores condiciones para dar la batalla por el socialismo (entendido no solo como socialización del poder económico sino también del político).

Para ello, en el marco de su línea política general, delineó una línea para el periodo, denominada “ruptura democrática“, con cuatro elementos:

Acción Directa de Masas. Entendiendo por ella el fortalecimiento de las organizaciones y plataformas populares, con especial énfasis en las que plantean mayor relevancia ya sea por su masividad o por el rol que ocupan en la vida política y económica del país, y su ejercicio de politización, desarrollando diversos niveles y formas de lucha.

Desarrollo de un Movimiento Político y Social Amplio. Planteando la necesidad de solidificar el bloque capaz de llevar a cabo las tareas del periodo, que no sería ni nuestro partido en solitario ni solamente a través de una alianza con otras fuerzas políticas, sino que es preciso que incorpore de manera protagónica a las organizaciones de masas. El carácter de ese MPSA debe ser, por las tareas del periodo, en cuanto a su composición social de carácter antioligárquico y en cuanto a su programa de carácter antineoliberal. Nuestro deber como fuerza socialista y por tanto partidaria de la sociedad sin clases, es tratar de mejorar en el marco de ese incipiente bloque histórico la correlación de fuerzas de los sectores populares.

Desarrollo programático. Como libertari@s consideramos que el rol de un partido no debe ser sustituir al pueblo en esa tarea de elaboración, mucho menos imponer, sino alimentar la reflexión, aportar a que esté bien pertrechado para la batalla de ideas y de proyectos de país. Así, por dar un ejemplo, desde hace años venimos aportando a la construcción de una propuesta de nuevo sistema de pensiones, público, solidario, tripartito y de reparto, que enarbola la Coordinadora No + AFP, que es el legítimo exponente de esa reivindicación.

Esperamos que el propio desarrollo del proceso político vaya haciendo afinar las distintas posiciones dentro del campo popular y que no perdamos la capacidad de pensar estratégicamente y de debatir

Incidencia institucional. Este fue el punto más polémico del Congreso mencionado y que se saldó con la salida de un grupo de compañer@s. La IL sostiene que para agudizar la contradicción entre neoliberalismo y soberanía popular hay que agravar la crisis de la institucionalidad pinochetista y convertirla en crisis de gobernabilidad, y que para eso es preciso disputarles a los operadores políticos de la oligarquía todos los espacios de representación. Por eso estamos promoviendo junto a otras expresiones políticas antineoliberales candidaturas con ese carácter.

Los 4 puntos están íntimamente ligados y no se desarrollan por separado, sino que se despliegan en todas las manifestaciones de su política.

R: Desde la perspectiva de que sólo un pueblo fuerte puede asegurar cambios profundos ante las políticas neoliberales (generalizadas en muchos de los países) ¿En que posición se sitúa esta organización en el espacio social y político?¿Cómo actúa e interviene IL?

IL: Nos vemos como parte de ese bloque histórico en proceso de formación, aportando a él desde nuestra perspectiva política que es socialista y libertaria, y tratando de nutrirlo con esos elementos que comentaba. El poder popular, como desarrollo de la fuerza propia del pueblo, sin duda alguna es clave. También el impulso de fuerza política con expresión en todos los frentes, no solo ni principalmente en la institucionalidad estatal, pero sin renunciar a su disputa.

R: Desde España se ve el proceso de IL en parte con desconfianza y en parte con envidia sana. El debate sobre la intervención en las instituciones del régimen está atascado y la división en torno al mismo lastra a los movimientos ¿Cómo ha superado IL este debate y la conformación de candidaturas?

IL: Sin duda el debate estratégico y táctico siempre genera roces en las fuerzas transformadoras. En nuestro caso también fue así. Como decía, el proceso de conformación de Izquierda Libertaria supuso el alejamiento de parte de nuestro acumulado, precisamente con el abordaje de la institucionalidad como principal punto de fricción.

Esperamos que el propio desarrollo del proceso político vaya haciendo afinar las distintas posiciones dentro del campo popular y que no perdamos la capacidad de pensar estratégicamente y de debatir, cuando sea necesario hacerlo, con altura de miras y con la fraternidad propia de quien comparte compromiso con la causa del pueblo.

En cuanto a la conformación de candidaturas para estas elecciones municipales (que en el momento de responder a esta entrevista estamos afrontando) ha sido bastante diverso en las distintas localidades del país. El denominador común de nuestra parte ha sido tratar de reflejar en las candidaturas el trabajo político y social de soberanía popular desplegado en los territorios, y que las apuestas institucionales nazcan de él. En cuanto al proceso de elaboración de las candidaturas, sin duda uno de los procesos más interesantes ha sido el de Valparaíso, donde el candidato a la alcaldía, Jorge Sharp, ha sido definido en primarias abiertas. Es una buena muestra de expresión electoral del bloque que estamos intencionando.

R: ¿Con qué ojos se ve la situación política España desde el Chile movilizado? Y concretamente, ¿Cómo analiza IL la irrupción de PODEMOS en el panorama político?

IL: Se ve con mucho interés. Como suele suceder con los procesos políticos que suceden a muchos kilómetros de distancia y con identidades nacionales, formaciones sociales, historia e idiosincracias diferentes, cuesta no simplificarlos o tratar de hacer extrapolaciones a la realidad que uno vive y conoce bien. Y en el caso de España, y concretamente de PODEMOS, se ha tendido a hacer ese tipo de lectura por parte de la izquierda social y política de Chile, con mayoro menor acierto, muchas veces quedándose en lo superficial o más llamativo.

Las transnacionales […] con sede en España, son de las principales expoliadoras del pueblo de Chile (y del pueblo-nación mapuche)

Lo que sí se comparte ampliamente es el interés y la esperanza de que lo que se está poniendo en juego decante en un debilitamiento de la dominación capitalista que redunde tanto en un bien para los pueblos del estado español como para el propio Chile. Ya que las transnacionales de las finanzas, de la construcción, de la energía, de las telecomunicaciones… con sede en España, son de las principales expoliadoras del pueblo de Chile (y del pueblo-nación mapuche), por tanto cualquier revés a sus intereses tiene impacto directo acá.

Y bueno, se ve con preocupación el ascenso de la xenofobia y la ola reaccionaria que recorre Europa, se espera que pueda fortalecerse un polo que le haga frente eficazmente.

En cuanto al “fenómeno PODEMOS”, no hay una lectura única desde la IL, se valora en cuanto expresión del malestar y de la contestación antineoliberal, y se tiene en cuenta también, al menos en nuestro caso, que lo que desde fuera se ve como un todo (identificando PODEMOS y bloque antineoliberal), en realidad va mucho más allá de PODEMOS como aparato e incluso como partido-movimiento: organizaciones políticas, sindicales, confluencias, el magma político-social del que surge y se nutre y las distintas realidades nacionales en un Estado plurinacional como es el español, y que en algunos casos tienen expresiones políticas con una larga trayectoria de construcción de poder popular y lucha por el socialismo.

R: Y ya para acabar, nos vendrían bien unas palabras que nos llenen de energías para continuar luchando por la justicia social.

IL: Muchas gracias por su interés en Chile y en nuestro trabajo, es importante fortalecer los vínculos entre los movimientos revolucionarios y las organizaciones políticas y sociales que levantamos una alternativa al capitalismo. Frente a su internacional de la muerte y del despojo, nuestra “diplomacia de los pueblos” tejida con amor y ternura.

Un saludo fraterno y, como decimos por acá, arriba l@s que luchan!

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