La LOMCE y la mentira de la democracia en los centros educativos (de antes y después) – 2ª parte

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¿Autoridad pública?

Aunque en algunas Comunidades, como en Madrid con la “Ley de autoridad pública docente” aprobada en 2009, ya asemejaba a los docentes al estatus de autoridad pública (o sea, que en caso de juicio, la palabra del docente-policía tendría más peso que la de un alumno) la LOMCE supone su establecimiento a nivel estatal, con las correspondientes aplicaciones en cada marco concreto de cada Comunidad.

Este apartado de la LOMCE viene a intentar contentar a los sectores más rancios del profesorado y la administración, con los Sindicatos amarillos y corporativistas a la cabeza (ANPE), con la vieja reivindicación de proteger a los docentes de los malvados alumnos que pegan y maltratan a sus profesores. Por otro lado, de este modo, esta medida demagógica y populista, pretende distraer la atención de las cada vez más precarias condiciones de los recursos educativos. Lo importante no son los recortes, sino el morbo mediático de malvados estudiantes maltratadores. La “violencia en las aulas” se magnifica por intereses mediáticos y políticos y se confunde una cuestión estructural, es decir, una consecuencia de un brutal sistema que fomenta el autoritarismo (incluida la propia escuela) en muchas formas con una cuestión meramente coyuntural e inexplicable, a la que hay que responder con más mano dura. Esto sirve de excusa para reforzar el autoritarismo en el aprendizaje, convirtiendo aún más si cabe la labor del docente en una labor policial.

La Universidad, delegados de junta de facultad: más vota y calla.

Dentro de las muchas miserias en las que te puedes sumergir en la Universidad, y en una parcela más concreta, dentro del espectro del denominado “movimiento estudiantil”, el asqueroso acto de votar hace presencia de vez en cuando a lo largo de años como estudiantes universitarios.

Aunque pueden recibir distintos nombres, uno de los más característicos es de “Juntas de Facultad”. Aquí están representados los distintos sectores de la comunidad universitaria, estudiantes inclusive. Los asuntos a tratar son variados, como ciertos aspectos que tengan que ver con los presupuestos, distribución de distintos premios propios de la burocracia universitaria y sus saraos y a veces, especialmente en los últimos años a raíz de los distintos tasazos, han aprobado tibias resoluciones críticas. Cabe destacar también que se han dado situaciones donde se proponía sanciones a estudiantes por realizar actos de lucha contra las tasas, la presencia de empresas en la Universidad o mil razones más, a la vez que se aprobaba sacar algún comunicado crítico contra la devaluación de la Universidad Pública.

Normalmente, los diversos grupúsculos marxistas, intentan colocar a las caras visibles de la Organización dentro de estos órganos institucionales. En algunas ocasiones incluso, les hemos podido ver llamando al voto en asambleas de estudiantes que nada tenían que ver con la lucha institucional. Así las cosas, últimamente, parece que dentro de la lucha denominada lucha estudiantil valga todo.

Quizás ya va siendo hora de destapar la farsa que supone todo delegacionismo en terceros nuestra responsabilidad de luchar y considerar a aquellos que pretenden erigirse como representantes nuestros como enemigos y aspirantes a políticos. Por no repetirnos, los argumentos que como anarquistas tenemos para estar en contra de toda elección democrática ya los hemos expuesto antes al atacar el funcionamiento de los Consejos escolares.

Conclusiones finales

Que no nos vendan la moto. La capacidad de gestión de nuestro proceso educativo como estudiantes, o de gestión colectiva del acto de aprender es completamente NULO. La denominada democracia interna en los centros de estudio y las Universidades, supone la misma ficción que la democracia parlamentaria: un espejismo mediante el cual hacer creer que entregando nuestra voluntad a unos representantes nuestros tenemos reales opciones de elegir y controlar los aspectos que nos afecten en nuestra vida cotidiana. Antes y después de la LOMCE, todo forma parte de la misma y asquerosa mentira.

Como anarquistas, independientemente de la forma de lucha por la que optemos dentro de la enseñanza (organizaciones estudiantiles libertarias, asambleas libertarias, grupos de afinidad informales o formales, anarcosindicalismo, colectivos, Federaciones…etc) tenemos que recuperar el boicot activo y consciente de toda forma de representatividad y delegación en nuestras luchas como forma de materializar el conflicto contra el principio de autoridad en nuestra vida cotidiana. Hemos de hacer valer la acción directa, que busca la implicación de los propios afectados en sus conflictos sin delegar en nadie ni en ninguna institución, entre nosotros como anarquistas y entre el resto de estudiantes y personal laboral de la enseñanza. Y de paso, desenmascarar a los muchos aspirantes a políticos que rondan por las Universidades… Apelea a tu dirigente estudiantil antes de que lleve guardaspaldas rezaba un viejo eslogan.

Hay que oponerse a la LOMCE, por la vuelta de tuerca que supone a un nivel general, pero no podemos olvidar que con más fuerzas debemos profundizar en la crítica radical y sin tapujos al sistema de enseñanza y al sistema en el que se encuadra; a sus valores autoritarios; a la mercantilización del saber y en resumidas cuentas: a construir formas de aprendizaje que cuestionen el estado de las cosas, que tenga como objetivo hacer seres humanos libres, conscientes y solidarios.

Por la anarquía.

Notas finales: Si se quiere profundizar en una crítica a la Universidad como institución, recomendamos la lectura del texto “Sobre la miseria en la vida estudiantil” de la Internacional Situacista y la publicación “La Miseria” que se puede encontrar en www.la-miseria.blogspot.com. Con respecto a la crítica general al sistema de enseñanza burgués, hay muchos textos libertarios que pueden servir de buena base, recopilados de diversas formas donde además se tratan diversas alternativas libertarias a la escuela tradicional. Una crítica que va más allá y que cuestiona los propios pilares de la escuela misma, se puede encontrar en Ivan Ilich y más contemporáneo en Pedro García Olivo. Con respecto a la luchas pasadas del Movimiento Estudiantil (con especial relevancia la lucha en la educación secundaria) es muy interesante la lectura del libro “Estudiantes, antiestudiantes, policía, prensa y poder”.

Orsini

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