Las colas griegas

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Si todo sigue como hasta hoy, el próximo domingo habrá un referéndum en Grecia. La sumisa ciudadanía votará expresando “la voz del pueblo” una vez más. Dos opciones tendrá la ciudadanía griega: “no” (oxi) a las condiciones de la Troika, y “sí” (nai) a las mismas. El partido de Tsipras, Syriza, ya comenzó su campaña por el “no” aludiendo a la dignidad del pueblo griego. De la noche a la mañana Atenas se llenó de carteles por el “no.” Otros grupos, sobre todo redes de co-operación y solidaridad mutua, también pegaron sus carteles por el “no.” El cartel de Syriza muestra una bandera griega, por cierto. Del otro lado de la trinchera helena, la oposición parlamentaria también pegó el otro día sus carteles por el “sí.” Además, tienen todo el apoyo del establishment europeo que, por los medios de comunicación, hacen campaña por el “sí.” Desde Merkel hasta Juncker, pasando por Rajoy y el payaso de turno en el kiosko, la gente parece hablar en Atenas más del “sí” que del “no.”

El “capital control” parece haber sentado mal a la Troika, pero no tan mal como el “default” al que el Estado griego se puede enfrentar en un futuro próximo (ni hablar del maldito referéndum). Todo vale para hacer campaña por el neo-liberalismo de Alemania (en nombre de la Unión Europea, eso sí). El “corralito” empezó a crear miedos días antes de su adopción: la gente ya hacía colas largas en algunos cajeros automáticos bien antes de la medida adoptada. Tras ella, las colas solamente se multiplicaron en número y longitud. A todo esto, el otro día decía Jean-Claude Juncker que se sentía traicionado, así como apenado por las filas frente a los cajeros automáticos. “Qué barbaridad, esta gente de Syriza ha obligado a la gente a hacer colas en los cajeros.” Otras personas del ámbito político europeo también han mostrado su preocupación por las colas en los cajeros: que si el “capital control”, que si esto, y que si lo otro. “Pobre pueblo griego que tiene que hacer colas en los cajeros.” “Menudo atropello a los derechos civiles, ¡te limitan el acceso a tu capital!”

Eso sí, las ilustres personas del establishment europeo, y la señora Christine Lagarde del FMI, no dicen nada de otras colas que ya llevan años dándose en Grecia (y con más intensidad en las grandes ciudades como Atenas). Las colas del paro, las colas en la sanidad pública, las colas en los comedores sociales, las colas en los contenedores de basura a las puertas de los supermercados que siguen tirando comida. Colas en todos lados, y estas colas, que yo sepa, ni son nuevas, ni son producto de “gobiernos populistas”, ni naranjas de la China. Gente con tarjeta de crédito teniendo que hacer cola en el cajero: mal asunto. Las colas del 25% de desempleo, de la sanidad pública ahogada, de los comedores abarrotados, y de los sucios contenedores: no importa.

Se puso el grito en el cielo por el “capital control”, y Syriza responde que no acepta más recortes en Defensa (que por cierto, tiene uno de los gastos militares más grandes de Europa, y en términos relativos con respecto a su PIB, el segundo más grande dentro de la OTAN antes de la crisis). Tanto la Troika como Syriza van a lo suyo, y que si no se lo digan a las personas que el otro día salieron a Syntagma con cierta decepción por todas las “líneas rojas” que el gabinete de Tsipras está cruzando.

Las colas en los cajeros se acabarán pronto: o bien porque se terminará con el “capital control”, o bien porque la gente se aburrirá de sacar 60 euros al día. Pero las otras colas griegas, me temo, durarán mucho más. Y no dan aviso de disminuir, más bien parecen indicar todo lo contrario. Gane quien gane el referéndum.

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