Los límites de la libertad de expresión

Por Lus
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La libertad de expresión siempre ha estado y está presente en nuestras reivindicaciones y la defendemos como un derecho fundamental. Sin embargo, ¿hay límites en ella? ¿Todas y absolutamente todas las ideas se pueden expresar y tolerar? Así como la libertad social entendida por los y las anarquistas debe ir acompañada de responsabilidades tanto a nivel individual como colectivo, y que en ella no tiene cabida la libertad de explotación ya que la explotación supone la restricción de la libertad; en la libertad de expresión, ¿podrían tener cabida ideas que fomenten el odio o hagan apología de la opresión? Y es que la libertad de expresión no solamente apelamos a ello desde los sectores revolucionarios. En ocasiones, cuando de alguna manera ponemos trabas a la expresión de ideas contrarias, entre sectores reaccionarios también la van reivindicando y tratando de posicionarse como víctimas.

Pienso que para abordar este tema con mayor rigor debemos tener en cuenta las relaciones de poder¹, pues sin comprenderlas, podríamos llegar a poner al mismo nivel la censura de la clase dominante contra nosotras y nuestra “censura” hacia las ideas apologistas de la opresión. Recordemos que sino hay relaciones de poder equidistantes, no se pueden tratar usando la misma vara de medir. No obstante, censurar ideas que no concuerden con las nuestras es un acto autoritario y contradice con nuestros principios de libertad, además que la censura en ciertos casos puede producir el efecto contrario al deseado si se ha llevado unas campañas contra la censura y unos medios adecuados. Si tenemos argumentos sólidos para rebatir las ideas que reproducen las opresiones, sean clasistas, heteropatriarcales, racistas o ¿especistas? no tendríamos por qué impedir que se expresen. Pero sí que no las deberíamos tolerar en nuestros espacios ya que son las que combatimos. ¿Por qué tolerar las opresiones estructurales contra las que luchamos?

Los límites en la libertad de expresión están en que debemos defenderla frente a ideas que pretendan coartarla, reconocer las posturas victimistas que defienden las opresiones e impedir que, bajo el pretexto de la libertad de expresión, sean reproducidas en nuestros espacios. Pese a todo, en este artículo he decidido no dar nada por sentado y dejar un final abierto al debate. ¿Qué opináis al respecto?

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1- Para más información sobre las relaciones de poder, aquí.

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