[Reseña de cine] Green Book

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Green Book es una película estadounidense de comedia dramática de 2018. Dirigida por Peter Farrelly, el guion fue escrito por el hijo de Vallelonga, Nick Vallelonga, así como por el propio Farrelly y Brian Hayes Currie. Está protagonizada por los actores Viggo Mortensen, y Mahershala Ali; la película consigue su título de una guía turística para viajeros afroestadounidenses, escrita por Víctor Hugo Green.

Sinopsis: En los años 60, Tony Lip es un rudo italoamericano del Bronx que es contratado como chófer de un virtuoso pianista negro llamado Don Shirley. La narración nos muestra el viaje que emprenden juntos en una gira de conciertos por el sur de los Estados, donde Tony actuará de guardaespaldas y deberá seguir el Green Book, una guía que indicaba los pocos establecimientos donde se aceptaba a los afroamericanos.

Green Book tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto en septiembre de 2018, en la que ganó el People’s Choice Award.​ Fue estrenada en Estados Unidos el 16 de noviembre de 2018, a través de Universal Pictures. La película obtuvo tres Globos de Oro, incluido el de mejor película de comedia o musical, y tres premios Óscar, Mejor película, Mejor guión original, y Mejor actor de reparto para Mahershala Ali.

Green Book, hace referencia a las guías de viaje editadas en los años 60 estadounidenses, que indicaba a los ciudadanos negros en qué alojamientos de los estados sureños podían pasar la noche por una doble razón: la seguridad física de las propias personas negras vulnerables a múltiples violencias, y porque existía una segregación racial apoyada desde las instituciones federales.

Además de los galardones internacionales recibidos, también ha obtenido una gran aprobación generalizada por parte de la crítica y del público. Viggo Mortensen hace nuevamente un papel espectacular que redondea una película con un guión original bien conducido, acompañado excelentemente por Mahershala Ali como coprotagonista. El éxito comercial está asegurado para esta película, y más después de haberse alzado con el galardón a Mejor película del año 2018 en los Premios Oscar.

El mito social de que todos/as somos antirracistas queda patente en esta película.

Lo más íntimo de sus personajes protagonistas se narra a través de un buen sentido del humor, que no roba cinematográficamente ni una pizca de contundencia al drama ante el que estamos. El mensaje antirracista también funcionará en una sociedad global, que más allá del escudo de lo políticamente correcto y el fetiche por la tolerancia, sin embargo, esconde un racismo social e institucional manejado inteligentemente desde la hipocresía de los centros de poder y sus discursos creados para tales fines.

El capitalismo genera en nuestras comunidades sociales contradicciones de raza y clase, que se entremezclan y acaban convertidos en laberintos conceptuales que no nos dejan ver el árbol en el bosque mismo delante de nosotros/as mismos/as. Cualquier espectador/a se sentirá bien antes, durante y después de ver esta película, porque somos individuos preparados perfectamente para asimilar nuestras propias contradicciones inducidas sin hacernos saltar las alarmas de la autocrítica social. Obviamente de esto no tiene culpa la película que, decididamente, atesora una gran astucia para mostrar en fotogramas y con un contexto histórico-cultural propicio cómo actúa esa enfermedad social llamada racismo. Y sobre todo, cómo se desarrolla en una experiencia transversal con la clase social; y los límites aparentemente absurdos entre ambos, pero criminalmente bien construidos por un sistema generador de diferencias a todos los niveles.

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