Respuesta a las Juventudes Libertarias de Madrid

Por Nemo
29 min. de lectura

(Este artículo es una respuesta a un anterior artículo de las JJLL publicado en este mismo blog, a su vez respuesta a un artículo del autor publicado en el blog Emancipación.)

Empezar disculpándome por no haber podido responderos hasta ahora. Han sido unas semanas bastante ajetreadas en cuestiones de estudios y de militancia y no he podido dedicar el tiempo que habría querido ni a responderos ni a participar en este blog. Por otro lado, quería tomarme un tiempo para analizar correctamente y sopesar antes de escribir, no me gusta hacerlo en caliente. El texto que ha generado este debate lo escribí, de hecho, en caliente y reconozco en él algunos errores.
Escribí ese texto “Escuela, despensa y siete llaves al sepulcro de Durruti”, hace unos cuantos meses. Yo, al igual que vosotros, soy joven. Un joven que pasa buena parte de su tiempo formándose y el que además tiene la costumbre de revisar constantemente lo que sabe o cree saber, no soy amigo de los dogmas. De igual modo, mi experiencia como militante anarquista es mayor que entonces. Tampoco demasiado, no ha pasado tanto tiempo, pero si lo bastante como para que ciertas cosas hayan cambiado en mi forma de ver las cosas. No suelo releer mis propios textos, es uno de mis defectos que debería corregir. Así que no volví a releer el texto del que hablamos hasta que no volvistéis a sacarlo a la luz con vuestra respuesta. Solo por eso, os la agradezco. Esto me ha llevado a replantearme bastantes cosas. Sin embargo, sigo manteniendo buena parte del fondo que me motivó a escribirlo.
Si me lo permitís, responderé a las cuestiones que suscita vuestra respuesta según aparecen en la misma, por evitar andarme por las ramas.

Comenzáis hablando de que el título os da desconfianza. Una apelación al regeneracionismo burgués de Costa. Bien, es un simple símil. Creo que en mi exposición en ningún momento se deduce que pretenda darle un carácter burgués al anarquismo, nunca fuí amigo del liberalismo, pero me pareció en su momento una buena comparación. No soy dado a poner a mis textos títulos demasiado rimbombantes, éste ha sido una excepción. El lema de Joaquín Costa se adaptaba bastante bien a las ideas que quería transmitir en mi texto, simplemente eso. Jamás imaginé que tuviera que explicar algo tan evidente. ¿Cuantos ateneos (a los que vosotros mismos hacéis referencia) fundó el anarquismo sin rendir culto a diosa Atenea alguna (que conociéndo un poquito de mitología griega tampoco creo que fuera demasiado amiga de lo libertario)? Pues eso, un símil. Dejémonos pues de demagogia y buscarle tres pies al gato y sigamos con el debate, que es para lo que estamos aquí.

Sinceramente, no se a qué viene lo de Pestaña. No se en que parte de mi texto defiendo la acción mediada (de los comités paritarios en el caso de los tiempos Pestaña o de los comités de empresa en la actualidad) o la participación en las elecciones parlamentarias. Jamás he sido defensor ni de uno ni de lo otro, así que no puedo aceptar que se me critique por posibilista, cuando no lo soy. Aunque reconozco que el personaje de Pestaña, más allá de lo que pueda pensar de sus desviaciones reformistas, fue un sindicalista en toda regla que se jugó la vida ante la patronal y no pocas veces. Defiendo la acción directa y aborrezco del parlamento. así lo he defendido en mi militancia diaria y en algún que otro texto. Cuando yo hablaba de las siete llaves al sepulctro no me referí en ningún momento a enterrar las ideas de Durruti, jamás defendería algo así, sino a no fundamentar nuestro movimiento en el mito del 36, en lugar de en el presente, con los pies en la tierra. Pensé que me había explicado con claridad, pero no debió ser la suficiente.

Cierto, menciono muy de pasada tanto a la FAI como a la FIJL. No hay mala fé en ello, simplemente no tenía interés en escribir un artículo de historia. Fue, como digo, un artículo escrito en caliente, de opinión. Y, debo añadir, que incluso lo escribí antes para mí mismo que para el resto, un error. Como bién decís la FAI tuvo, como organización específica, una labor importantísima. Nace en plena dictadura y asume bien pronto distintos objetivos en su lucha. El primero, dotar al anarquismo ibérico de una cierta cohesión política (si bien nunca llegó a ser una organización plataformista ni a defender una unidad teórica, en ella convivían distintas corrientes). El segundo, actuar como fuerza de choque contra los ataques de la patronal. Grupos como Los Solidarios o Nosotros así lo hicieron. El tercero, como bien apuntáis, fue el contrarrestar el peso del posibilismo que pudiera pretender, al igual que hizo la UGT, participar en los comités paritarios propuestos por la dictadura de Primo de Rivera. Lo que en 1931 supuso la escisión de los treintistas de la Central Sindical Libertaria (también conocida como sindicatos de oposición), que no se reunifican hasta el congreso de Zaragoza en el 36. En ningún momento persiguió que hubiera gente no anarquista en la CNT. En ella siempre participaron militantes de diversas corrientes políticas (algunos incluso llegaron a ocupar importantes cargos organizativos) sin que ello comprometiera al anarcosindicato. Lo que se quería contrarrestar era una política determinada, no a unos militantes determinados. No olvidemos que estamos en los años de la política del Sindicato Único, en los que un mismo sindicato podía estar un año en la UGT y al siguiente en la CNT y viceversa. Se dan incluso casos como el de Mauro Bajatierra, militante de la FAI que siempre estuvo afiliado a la UGT por pertenecer el sindicato de panaderos de Madrid a esta sindical.
Como bien decís estas tareas no se perseguían como vanguardia, pretendiendo que la FAI dirigiera al sindicato, sino desde el ejemplo que daban unos militantes ejemplares en su entrega. El sindicalismo revolucionario es incompatible con los partidos políticos, incluso con los anarquistas. Aunque esto igual es cosa mía, siempre he creído aquello de que la revolución proletaria ha de ser obra de los trabajadores mismos…

En cuanto a la FIJL. En efecto, desarrolló una inmensa tarea de formación y concienciación a la juventud del proletariadio español, llegando a sumar más de 80.000 afiliados (¡Ahí es nada!). Su papel en la guerra fue también vital, siendo un componente importantísimo tanto en las milicias como en la retaguardia.

Sin embargo, si hablamos de esos años. Hay que contar también otras cosas. Primero que en la FAI había gente posibilista, no había tanta dualidad ni fueron tan guardianes de la pureza como solemos pensar, tales como Peiró o Melchor Rodríguez (Si, el que le paró los pies a Carrillo). Por otro lado, la FAI participa con ministros en el gobierno de Largo Caballero (De los cuatro ministros de la CNT, tres eran miembros de la FAI) y no solo allí, también en el de la Generalitat y en el gobiernín de Asturias junto al resto de fuerzas del Frente Popular. La FIJL se integra en la AJA (Alianza Juvenil Antifascista), con el resto de juventudes del frente popular (antes ya se había aliado, en Cataluña, con las del POUM). ¿Ésta gente eran traidores a la causa libertaria? Bien, para empezar diré que contaron con el apoyo de las bases (servían, de hecho, a esas bases) y que solo el minoritario grupo de los Amigos de Durruti quiso romper con la unidad republicana hasta las últimas consecuencias. Grupo que, por otra parte y si uno lee sus escritos, tenían unas ideas bastante de vanguardia, casi bolcheviques, que harían pasar a Archinov y su Plataforma por un sintetista. Sobre este tema tiene un trabajo bastante interesante Agustín Guillamón. Como persona que estudia la historia, considero que la situación de guerra los determinó y no pongo en tela de juicio su voluntad como libertarios. No creo que la FAI fuera copada por aspirantes a políticos, muchos ya estaban allí. Federica Montseny, Abad de Santillán… Llevaban muchos años de militancia, no fue algo que ocurriera en el 37.
Y sí, la revolución es derrotada en el 37, pero la CNT sigue ahí, ya como una fuerza marginal, lamentablemente, pero sigue estando y luchando contra el fascismo hasta después de la guerra. En los años cuarenta impulsa una guerrilla urbana en Cataluña, en la Segunda Guerra Mundial sus militantes lucharán en la guerrilla del maquis francés o liberarán París con el ejército de la Francia Libre. Y después impulsarán, pese a que Montseny y otros trataran de evitarlo, un anarcosindicalismo en Francia. Si, esa misma Montseny que después volvería a España endiosada. La CNT no acaba en el 37.
Vosotros os declaráis, con todo el derecho del mundo, herederos de la FIJL histórica. Pues bien, creo que cuando alguien reclama una herencia, lo hace asumiendolo todo, no solo lo que le gusta o lo hace sentir más anarquista.

Ya he mencionado algo sobre el exilio. Hubo en Francia una división en 1945. Una organización, con sede en París, que sigue creando sindicalismo en Francia y mojándose por los compañeros del MIL, aglutina (En su primer Pleno Nacional de Regionales) a 60.000 de los 80.000 cenetistas exiliados. La otra, con sede en Toulousse, donde se encuentra la ministra Montseny y su compañero Josep Esgleas, prefiere no llevarse mal con el régimen de De Gaulle. Estas dos corrientes se reunifican en 1960.
No dejé de mencionar esta etapa por incomidad, como ya he explicado más arriba, no se trataba ni mucho menos de un texto histórico.

El tema de la minoría… Eso hay que tratarlo. Para ello me voy a fundamentar en los datos que nos da el historiador Julián Vadillo (de la CNT y la FAI), sobre el proceso escisionista en su trabajo El anarquismo y anarcosindicalismo en la España de la transición. Según Vadillo en el V congreso de la CNT de 1979 (ya tras el caso Scala se está produciendo una bancarrota de afiliación) se desautoriza al Comité Nacional, saliéndose 100 sindicatos de los 420 que componían la Confederación. Estos formarían, un año más tarde, la CNT-Congreso de Valencia. Aquí no hubo, según Vadillo, cuestión de elecciones sindicales de por medio, sino el impedimento a un CN de gestionar el Congreso, un conflicto organizativo grave. Los no escindidos sufren, a partir de entonces según Vadillo, un recogimiento hacia sí mismos y una tendencia al ostracismo. En 1983 se celebra el VI Congreso en el que ya solo quedan 209 sindicatos de los 320 que permanecieron en el V. ¿Y los otros? Pues o se han pasado a los escindidos o han desaparecido. En este congreso no se llega a solucionar el tema de las elecciones sindicales, con lo que se celebra un congreso extraordinario en Torrejón y finalmente se decide rechazarlas. No sin antes salirse 45 sindicatos más (este dato no lo da Vadillo, sino El País) que convocan un Congreso de Unificación con los escindidos (al que acudieron 184 sindicatos), de nuevo según El País, formando en 1984 la CNT-Renovada. Haciendo el recuento podemos ver que en la CNT-RV tenemos a 184 sindicatos, frente a los 164 de la CNT-AIT. Si tenemos en cuenta que a los escindidos fueron a parar los sindicatos más grandes, especialmente los de zonas históricas como Barcelona, no es extraño que Vadillo afirme que las escisiones dejaron a la CNT-AIT en una situación residual. No es para menos, la mayoría de los sindicatos se habían escindido. Posteriormente el asunto de las siglas se dirime en un juicio, curioso que un juez tenga que decidir sobre el nombre de un anarcosindicato.
Con odo esto no quiero decir que me posicione a favor de una u otra de las partes, nada más lejos de mi intención. En mi opinión, la acción directa y no la mediación es y debe ser la herramienta de lucha de los trabajadores. Pero soy una persona a la que gusta investigar sobre historia, al igual que Vadillo que se posiciona claramente a favor de la CNT-AIT, pero que no manipula las cifras; y por ello prefiero no mentir sobre dónde estaba la minoría. Los datos de afiliación de unos y de otros y presencia sindical a lo largo de los 80 y 90 son también claros testimonios.

¡Buf! Me habría gustado alargarme bastante menos con eso. Hablar de cifras y de congresos sobre los que existen fuentes escasas es siempre muy farragoso, pero siempre es bueno acudir  a las fuentes y no a los mitos. Vamos ahora al meollo.

Sobre la coherencia entre medios y fines, soy de los que piensan que el fin no justifica los medios, sino que los medios deben adecuarse a los fines (una sociedad libre no puede conseguirse sino es mediante la libertad). Por eso mismo, cuando los fines a corto o medio plazo varían (pues a largo creo que estaremos de acuerdo en que el fín es la abolición del Estado y de la propiedad privada mediante una revolución social), también han de variar los medios para adecuarse a ellos.
Si, estoy de acuerdo con esos postulados que mencionáis. Y tampoco apoyo al anarquista que se comporta como un político profesional. El anarquismo no defiende el dirigismo de la vanguardia proletaria, ya hablamos de eso antes, no hace falta que lo repitamos. Pero hablábamos de formación, y hemos estado de acuerdo en que la formación política y social de la militancia anarquista es necesaria. Y añado, indispensable. Y lo es tanto para evitar que aparezcan santones y gurús como para desarrollar una acción militante acorde a los fines, encontrando los medios más coherentes para lograrlos.

Estoy de acuerdo, la organización es muy necesaria y es muy complicado extender el tejido organizativo. Pero es lo que tiene fundamentarse en el libre acuerdo y el federalismo, que cuesta alcanzarlo. Hay que luchar por ello. La organización es, a mi juicio, el único garante de la acumulación de experiencias y solo con acumulación de esperiencias podemos aspirar al cambio social.
Los clásicos. Error mío. Hay que conocerlos, sí. Pero se ha hecho mucho más después de ellos y se sigue haciendo actualmente. Estamos de acuerdo. Con todo, en ningún momento pretendí, tal y como afirmáis, elevar a los clásicos a santos y a sus palabras en sagradas. Ya mencioné que soy poco amigo de los dogmas. A los autores clásicos hay que examinarlos teniendo en cuenta su contexto y a todos, clásicos o no, hay que analizarlos de forma crítica. Y sí, estoy de acuerdo en que gran parte de la ideología anarquista emana de la acción de masas. Esto lo probó el sindicalismo  revolucionario al ser capaz de crear su teoría y praxis revolucionarias propias.
¡Si! ¡Estamos de acuerdo! Errores y aciertos del pasado deben servirnos para hoy. Al igual que las ideas deben servir a una praxis, o quedan vacías.

Bien, estamos de acuerdo también en lo siguiente. El anarquismo debe ser capaz de construirse como un proyecto político propio, sin hacer seguidismo al marxismo o a la izquierda burguesa. En cuanto al ciudadanísmo… ¡No, jamás lo defendería! Pero si con ello os referís a no actuar en aquellos espacios populares que se reclaman a sí mismos como ciudadanos, debo disentir. Los anarquistas deben estar donde esté la clase trabajadora, aportando sus alternativas, siempre con la honradez que debería caracterizarnos. Solo así puede que la clase trabajadora y sus estructuras dejen de ser ciudadanistas y localicen a sus enemigos de clase.

En lo de  Rodrigo Mora tampoco voy a entrar, que eso da para otro texto y ya bastante largo está quedando éste. Ya se ha escrito mucho sobre él y creo que está claro de que pierna cojea. Ahora, de revolucionario, poquito.

Si. Rectifico. Existen y han existido proyectos de formación en los últimos treinta años. Y en efecto, lamentablemente, no han logrado o no han sabido tener la repercusión que hubiera sido deseable. Es un asunto que los libertarios seguimos teniendo pendiente actualmente.

Bueno, vamos con el tema de la despensa, de la organización. Aunque ya hemos hablado antes de ello, intentaré ser lo más breve posible.
Aquí me habéis malinterpretado. Yo no quise decir en ningún momento que el anarquismo no deba organizarse con otra cosa que no sea federalismo. Lo que afirmé es que el federalismo se construye desde abajo y hacia arriba y no al revés. Cuando las organizaciones anarquistas se vieron vacías mantuvieron su estructura casi intacta, quedando en ciertos aspectos sobreorganziadas. También decir que aquí exageré, imagino que cuando escribí ese artículo me debió dar alguna clase de ramalazo autonomista, no están tan sobreorganizadas, ni de lejos, como defendí en ese momento. Con todo, si que pienso, entonces y ahora, que la estructura de una organización debe adecuarse a sus militantes y que el movimiento libertario español ha tenido problemas para volver a llenar esas “redes” federales ¿Cuántos sindicatos no son a la vez SOV, federación local y federación regional? Era ésto a lo que yo me refería, aunque de forma menos precisa a como lo estoy haciendo ahora, y no a que debamos organizarnos con otro medio que no sea el del federalismo y la libre asociación. Con lo que no estoy de acuerdo es con que el federalismo sea algo sencillo. Lo sencillo es lo piramidal, llegar a acuerdos entre distintas organizaciones y conseguir cohesión a través de ello es harto complicado.
Ojo, que sea complicado o complejo no signifca que sea negativo, o que genera burocracia. Una monarquía absoluta es algo bastante sencillo, bastante más que una organización sindical como fue la CNT en su momento de máxima expansión. Y, sin embargo, es algo sumamente indeseable y burocrático. Espero que estemos de acuerdo en este punto. El federalismo es complejo porque está basado en la libertad, y la libertad da lugar a múltiples posibilidades.

No. En absoluto aspiro a que el sindicalismo se convierta en lugar para empresas gestoras como son UGT y CCOO. ¡Me parta un rayo! Yo entiendo el sindicalismo como una herramienta de lucha de la clase trabajadora y al anarquismo como un conjunto de teorías al servicio de la liberación de la sociedad a través de la victoria de la clase trabajadora y la eliminación del Estado. Si los trabajadores no se acercan al anarquismo y al sindicalismo, han de ser éstos los que se acerquen a los trabajadores. No creo que pueda haber discusión respecto a esto último. Aspiro a sindicatos llenos de trabajadores, se sientan o no anarquistas, que luchen por sí mismos, sin tutelajes de ninguna clase.
No defiendo, como veis, esas fuertes bases ideológicas. El sindicalismo revolucionario no las tenía, fue asumiéndolas con el tiempo gracias a la acción de los anarquistas en su interior (la CNT misma no se fundó como anarcosindicato). Pero si defiendo una organización controlada por los propios trabajadores, sin intromisión de partidos políticos, de la burguesía o del Estado. Si defiendo, como ya he dicho, la emancipación de la clase obrera por sus propios medios.
No creo tampoco que los conflictos en el movimiento sindical los generen las luchas entre tendencias. ¿Cuantas tendencias convivían en el sindicalismo revolucionario del mundo entero en los años 20 y 30? ¿No gozaba entonces este movimiento de su mayor salud? Es la pérdida de presencia en los frentes en los que el capitalismo sufre contradicciones, la sobreideologización, lo que provoca auténticos problemas en el movimiento sindical y libertario.

A partir de aquí lo que decís no creo que vaya orientado hacia mí, más parece un alegato vuestro hacia el movimiento libertario. Intentaré, sin embargo, aclarar algunos aspectos.
Sobre el anarquismo como movimiento izquierdista… Yo sigo defendiendo que eso de “ni izquierdas ni derechas” salía de la boca de gente como José Antonio Primo de Rivera y Benito Mussolini. Hoy en día sale de Rosa Díez. Así que no entraré en ese juego.
Izquierda y derecha son términos, como imagino que sabréis, que se originan durante la revolución francesa y aluden a la Asamblea Nacional. A la derecha se situaban las tendencias más conservadoras y acordes con el viejo régimen (los monárquicos) y a la izquierda la más progresistas (los republicanos). Sin embargo ya entonces comienzan a originarse tendencias extraparlamentarias que van más lejos que los republicanos jacobinos en sus ansias de superación del viejo orden. De ellos se dicen que son izquierda extraparlamentaria. Son los antecesores del socialismo del cual el anarquismo es una importante rama. Cuando Kropotkin afirma que el anarquismo es precisamente el ala izquierda del socialismo en su definición para la enciclopedia británica lo que quiere decir es que el anarquismo es la tendencia del socialismo que más rompe con el viejo orden burgués. Izquierda es un término relativo, pero siempre significa la tendencia al progreso y mejora social. Y si, soy de izquierda, radical, antiparlamentaria y socialista libertaria.

En el siguiente párrafo, el de “estamos hartos”, prefiero no entrar. No me toca a mí daros soluciones a esos problemas. Solo diré, que cuando surgen problemas, hay que buscar alternativas de actuación y llevarlas a cabo con madurez política, gritar al aire sirve de poco.

Lo del tutelaje no será por mí, ¿verdad? Soy joven, como vosotros, puede que más que alguno de vosotros. Y no, tampoco me gusta el paternalismo. Sin embargo, tampoco considero mierda todo lo que ha habido antes de que yo empezara a militar (no digo que vosotros lo hagáis). Soy consciente de que hay compañeros más experimentados de los que se puede aprender. Un poco como esa autoridad del zapatero cuando habla de zapatos, al que no se tiene por qué obedecer pero que siempre viene bien escuchar, de la que hablaba Bakunin. También diré, sin embargo, que cuando se construye, cuando se actúa en lo social, hay que hacerlo con la máxima madurez y responsabilidad social. No se que significa eso de adultismo, pero si algo distingue a ni niño de un adulto es la responsabilidad sobre sus acciones. Seamos pues responsables de nuestra acción como militantes.

No, para mi los principios del anarquismo tampoco son espectáculo. Yo soy defensor del anarquismo social, no del estético. Y repito, la teoría debe siempre servir a una praxis revolucionaria. Así, los principios deben servir a las personas y no las personas a los principios, tampoco nos olvidemos de ello.

He pretendido con este texto limar asperezas. Soy consciente de que en muchos puntos no alcanzaremos el entendimiento, puede que no lo alcancemos jamás, pero al menos habremos intercambiado impresiones y eso siempre enriquece. Y es el enriquecimiento el objetivo que ha de tener todo debate. Espero, sin embargo, que en algunos puntos nos hayamos entendido mejor y que me disculpéis por no haber sabido ser más breve.
Ésta es pues, Grupo Bandera Negra de las Juventudes Libertarias de Madrid, mi respuesta. Sigamos avanzando hacia la construcción del comunismo libertario.

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