Un pequeño caracol en la ciudad

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Centro Social Ruptura: Espacio convivencial de pensamiento libertario y de experiencia autogestionaria en Guadalajara (Estado de Jalisco, México).

El centro social Ruptura no es un espacio y un tiempo concretos, es una infinidad de lugares, de personas, de luchas, de deseos por vivir otra vida; un bagaje atesorado a través del más indomable de los silenciosos hilos del pasado. Una tradición de ateneos, asambleas, bibliotecas sociales que llegan a nuestros días como un sujeto que sigue escribiendo sobre el suelo las huellas de un camino de autonomía.

Este proyecto ha cumplido recientemente ya cinco años recuperando espacios de vida en la ciudad de Guadalajara, el centro social Ruptura nace en julio de 2011, afincado hasta mayo de 2016 en el barrio de la Capilla de Jesús; y desde entonces hasta la actualidad en su ubicación en la calle 8 de julio #334, en el barrio del Centro.

El centro social Ruptura está conformado por una enriquecedora diversidad de personas, familias y pequeños colectivos, que durante este tiempo han trabajado juntos para potenciar un proyecto de autogestión que se extienda a todos los niveles de nuestra cotidianeidad. Este espacio supone un importante medio de aprendizaje de otras vidas posibles, un mundo donde quepan muchos otros mundos, y sobre todo, potenciar el motor creativo y de participación que merece nuestra actividad diaria.

Uno de los integrantes de este espacio comentó que “cuando los compas del centro social Ruptura abrieron sus puertas, las personas no solo vieron un espacio nuevo, sino, un lugar donde se podían hacer actividades dentro de la ética del hazlo tú mismo. Ahora, han crecido en espacio y gente y es un lugar que ha estado dando influencia a otros locales que se han estado abriendo, no solo a nivel local, sino nacional. La autonomía requiere de trabajo constante, y el Centro Social Ruptura es un espacio donde día a día rompe con lo establecido por este sistema.”

Por eso mismo, el Centro Social Ruptura también es un importante punto de referencia en la ciudad para la formación política, la edición de textos, la propaganda y la agitación. Un espacio que cuida su particular biblioteca de librepensamiento y un archivo donde guardar la memoria que se construye en las acciones cotidianas. Han puesto en marcha dos talleres de serigrafía, un taller de decoración y artesanía, un colectivo de bordado y tejido, un colectivo de periodistas que elaboran contenidos solidarios con las luchas sociales, la sede de la editorial Grietas y la revista Verbo Libertario, y el cuarto de ensayo de una banda de música anarcopunk llamada Fallas del Sistema. Además, cuentan con un pequeño huerto en el traspatio y la azotea, mientras que fuera del espacio-casa, se sostiene un proyecto de autogestión alimentaria en el pueblo de Palos Altos, en un terreno de media hectárea.

En mi conversación con una persona que participa en el proyecto, este afirmó que “desde la contracultura también se buscan espacios de compatibilidad de ideas; okupas, salas de conciertos, centros culturales, centros sociales, etc. En los 90s siempre vimos este tipo de espacios en actividad solo en Europa, EE.UU, y algunas veces, bastante pocas, en Sudamérica, noticias que venían en los fanzines.”

En el mundo urbano en México, a diferencia todavía de la realidad rural, se han perdido los vínculos con el mundo indígena, y a raíz de la pérdida de esa identidad, se han olvidado muchísimos saberes que conectaban nuestra existencia como individuos en una sociedad colectiva. Por lo que, espacios como el Centro Social Ruptura, suponen una semilla que trata de reactivar esa memoria de elementos sociales comunitarios aun latentes y recuperables, no tanto para mejorar simplemente nuestro mundo, sino para transformarlo radicalmente y asegurar una supervivencia con dignidad para todas las personas.

El objetivo según sus propias palabras es hacernos comprender que “pensar desde la autogestión no significa obviar la existencia del Estado y el capital, tampoco implica un intento de evasión o de escape de las relaciones sociales jerárquicas y de explotación. La autogestión es un ejercicio de acción directa, es despliegue de una praxis que se concibe tanto para destruir las relaciones de dominio, como para construir otros modos de existencia, teniendo como exigencia no recurrir, no usar, a los establecimientos que están organizados desde una lógica estatal y capitalista.”

Habrá que acercarse entonces a este pequeño espacio tapatío lleno de singularidad, teniendo claro que crear una ruptura no es destruir, sino, como dicen los zapatistas, trabajar colectivamente para agrandar la grieta que nos permita mirar más allá del muro, pues detrás de ese muro no espera nada más que lo que la comunidad desee construir.

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