Y el anarquismo volvió a Saint-Imier

Por Nemo
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Casi siglo y medio después los anarquistas de todo el mundo volvieron, entre el 8 y el 12 de agosto, a reunirse en la pequeña localidad Suiza de Saint-Imier.

Todo comenzó por iniciativa de la Cooperative Espace Noir, en colaboración con Féderation Anarchiste francesa (FA), la Organisation Socialisme Libertaire (OSL, suiza) y la Federación Libertaire des Montaignes (también suiza), en colaboración con las internacionales de específicas IFA (Internacional de Federaciones Anarquistas) y Anarkismo (nótese que la “k” proviene de esta en esperanto la palabra, y no por reminiscencias punkarras). Acudieron, según los organizaciones, casi 5.000 personas y, según la presnsa suiza, unas 3.000, de muy distintos países, organizándose una serie de charlas y conferencias durante los cuatro días que duró el encuentro.

Sin embargo, más allá del simbolismo que supone reunirse en la misma localidad en la que Bakunin fundó la Internacional Antiautoritaria de 1872 (tras la expulsión de la corriente libertaria de la AIT), me gustaría examinar que ha supuesto este encuentro para el anarquismo presente.

Para empezar, ha significado el encuentro de tendencias del anarquismo organizado que llevaban décadas sin entablar relaciones. Así, hemos podido ver a delegados de la IFA (como las FAI ibérica e italia o la FA francobelga) y a enviados de organizaciones de la red Anarkismo (como a la AL francesa) en un mismo espacio. Siendo estas corrientes organizativas políticas del anarquismo (la sintetista y la especifista) que pocas veces habían mantenido contacto.
A ello se unen representantes de los sindicatos de la AIT (CNT, FAU…) y de la Coordinadora Roja y Negra (CGT, CNT-Vignoles…), dos tendencias del sindicalismo libertario y revolucionario divididas desde hace más de 30 años. Sin olvidar representantes de organizaciones estudiantiles como el FEL chileno y argentino.

Recordemos, sin embargo, que fue un encuentro y no un congreso. Una aproximación que ha supuesto conocer al otro, abandonando antiguos prejuicios, pero sin llegar a ningún pacto de futuro. Con todo, es algo tremendamente positivo que el movimiento anarquista, tan atomizado como está y ante la situación actual, haga esfuerzos en pro de la unión de fuerzas.
Hay que tener en cuenta también que, por desgracia, el anarquismo organizado tiene todavía mucho camino que recorrer. Así, el historiador Frank Mintz, presente en el encuentro, contaba en una entrevista a Radio Klara* que, a pesar de todas las charlas, de todo el contacto entre organizaciones, había allí mucho “anarquista cloacal”, de aquellos que más que a un encuentro político y social pensaban que iban a un festival. Y es que queda todavía mucho de tribalismo urbano en el seno del anarquismo.
Se ha probado, al menos, que somos capaces de seguir organizando, de seguir construyendo; que el anarquismo, como movimiento político, sigue vivo.

Espero pues que los anarquistas (los que tienen una preocupación social auténtica) continuemos, dejando a un lado sectarismos rancios, haciendo avances en pos del levantamiento de organizaciones y de la lucha social, lo que siempre se traduce en la contrucción del socialismo libertario y el fin de la barbarie capitalista.

*Crónicas del primer y segundo día del encuentro, por Frank Mintz.

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