Esclavos

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Arropaos cada noche con la fina sábana de la indiferencia,
y pensad qué fue de vuestros sueños y aspiraciones pretéritas,
quedaos contemplando cómo os movisteis por inercia,
y lo que otrora fueron sueños ora son estigias tinieblas…

No os lamentéis al sollozad tal misera,
¿qué culpa tuvisteis en vender vuestra hermosa vida por tan escasa peseta?
¿Qué podíais hacer? Nada…
¿Había escapatoria? Ninguna…
¡No os lamentéis! ¡No sollocéis!

Notad que ya no os cubren mifluas sedas,
ahora os pende del cuello una extensa cadena,
y desnudos e inválidos os creéis dueños de ella,
mas las controlan señores desde las altas esferas.

No os lamentéis al sollozad tal misera,
¿qué culpa tuvisteis en vender vuestra hermosa vida por tan escasa peseta?
¿Qué podíais hacer? Nada…
¿Había escapatoria? Ninguna…
¡No os lamentéis! ¡No sollocéis!

Recordad vuestra juventud,
¡no veíais futuro ni pasado, sólo presente!
de los actos brotaba incesante impetud,
si os decían: eso es imposible; resolvíais: ¡miente!

No os lamentéis al sollozad tal misera,
¿qué culpa tuvistéis en vender vuestra hermosa vida por tan escasa peseta?
¿Qué podíais hacer? Nada…
¿Había escapatoria? Ninguna…
¡No os lamentéis! ¡No sollocéis!

Quién sabe…
¡Quizá seáis jóvenes aún!
¡Quizá podríais vivir!
¿Estáis vivos?
¿No? ¡Pues os animo a vivir!

Quién sabe…
Quizá sea tarde…
Quizá no se pueda revertir….
Quizá seáis esclavos,
esclavos de una esclavitud que creéis no vivir…

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