[Reseña de cine] ‘Roma’

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Roma es una película mexicana dramática de 2018 dirigida, escrita, cofotografiada y coproducida por el cineasta mexicano Alfonso Cuarón. Las protagonistas de la película son Yalitza Aparicio, Nancy García García, Marina de Tavira, Marco Graf, Daniela Demesa y Enoc Leaño. Ambientada a principios de la década de 1970, la película es una versión semibiográfica de la infancia del propio Cuarón en la colonia Roma de la Ciudad de México, y narra la vida de una familia de clase media y su trabajadora doméstica.

La película tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Venecia el 30 de agosto del 2018, donde ganó el León de Oro. Se estrenó en varias salas de cine y casas de cultura durante pocos días, y luego en streaming en Netflix, el 14 de diciembre del 2018. Fue seleccionada para representar a México en la categoría de Mejor película de habla no inglesa, en la edición 91 de los Premios Óscar. En los Globos de Oro obtuvo galardones a Mejor película extranjera y Mejor director.

Sinopsis: Cleo es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70.

La película ha recibido críticas especializadas excelentes, con una aprobación muy notable y destacando sobre todo el arte visual que expresa, contando la historia desde el poderío fotográfico blanco y negro, y planos narrativos que tienen vida propia. Con un lenguaje visual inmejorable crea una obra cinematográfica que condensa una gran cantidad de sensaciones y sentimientos, encontrándonos ante momentos dramáticos con la percepción de que estamos presenciándolo en directo, dotándola de una evocación hiperrealista. La película se construye en torno a su protagonista, la joven Cleo, sobre la que se pueden ver reflejadas las injusticias de antes, ahora y siempre por ser mujer trabajadora y por su condición de indígena mixteca. Desde lo más político de las opresiones íntimas y cotidianas, enmarca el contexto social en un México convulso en los años 70, poco tiempo después de la criminal matanza de estudiantes en Tlatelolco que dejó una huella social imborrable y que determinó la irrupción de guerrillas urbanas que se autodefendían de las agresiones de grupos parapoliciales.

Esta película tiene asegurada su distribución comercial, y relevantes premios internacionales que paulatinamente está recibiendo y seguramente recibirá en este año en los futuros festivales cinematográficos que están por celebrarse. Pero más allá de los circuitos cinematográficos más mediáticos, su potencial social es inmenso, y esa es la parte más interesante que atesora su visionado y difusión. No olvidemos que incluso ha sido proyectada en el Festival de Cine Puy ta Cuxlejaltic o “caracol de nuestra vida”, en el Caracol de Oventic, en la zona zapatista del estado de Chiapas.

La nostalgia en el relato narrativo es una constante, así como la rabia contra las discriminaciones, que muestra descarnadas pero huyendo de la espiral de violencia morbosa continuada. La violencia es mucho más simbólica, mucho más cotidiana, muchísimo más cercana a la pequeña escala humana, y por lo tanto más identificable en códigos sociales sencillos. Nos acerca a la atmósfera ambiental de una Ciudad de México que late como un gran corazón; se pueden escuchar a los vendedores ambulantes, la música en las calles, el ruido del tráfico de autos, los sonidos en las salas de cine etc. Las escenas que sacuden y noquean emocionalmente son un sismo desde abajo y a la izquierda como dirían los pueblos originarios, puro arte visual con contenido político y social.

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