Canarias frente a la turistificación, y contra el modelo de explotación capitalista.

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Canarias se agota, se agota de explotación, de neocolonialismo, de no tener un futuro digno para la inmensa mayoría de sus habitantes. Se agota al situarse un 36% de su población en riesgo de pobreza o exclusión social, y un 16,19% de desempleo, siendo un 34,49% paro juvenil y casi un 10% con todos los miembros de su familia desempleados[1]. Pero como bien sabemos no todo son datos cuantitativos, también existe un agotamiento generalizado psico-social, un punto de no retorno sobre un modelo capitalista que provoca una grave crisis material y ecológica. Esa es la conclusión que movimientos políticos y sociales canarios han alcanzado sintiendo sobre sí mismas las consecuencias directas de este agotamiento. Es por ello que lleva ya tiempo fraguándose un movimiento que sea referencia de las luchas contra la turistificación explotadora en Canarias. Han dado un paso firme hacia adelante, y este mes se inician movilizaciones que se estiman que serán históricas y tratarán de situar en el centro la vida digna para una gran mayoría de canarios.

El pasado 11 de abril se iniciaba por parte de seis activistas una huelga de hambre en una acampada que están realizando en el centro histórico del municipio de San Cristóbal de La Laguna en la isla de Tenerife que reivindica la creación de asambleas ciudadanas. Han otorgado un plazo de diez días al Gobierno canario para atender sus exigencias y cada vez están teniendo más adhesiones a las reivindicaciones de la plataforma «Canarias se agota». Iniciaron este proceso de huelga de hambre con gran entereza y voluntad inquebrantable, con la firme posición de no parar hasta lograr su objetivo logrando un futuro digno para unas islas Canarias completamente explotadas por el capitalismo. Este fin de semana, el sábado 20 de abril, y bajo el lema «Canarias tiene un límite», se hará una movilización masiva en ocho islas del archipiélago, que exigirá que se ponga un límite al crecimiento descontrolado del turismo en las islas, una moratoria turística, la implantación de la ecotasa y que se proteja el derecho a la vivienda de la población local.

Un problema endémico: neocolonialismo y capitalismo.

El archipiélago es gestionado por el Estado español como un diamante volcánico subtropical donde enviar en masa a todos los turistas ingleses y convertirlo en una máquina de hacer dinero flotante a costa de su explotación. El colonialismo no se puede tomar como un momento histórico en el tiempo, sino como un proceso en curso, y ese proceso de acontecimientos continúa dejándose sentir en las Islas Canarias. Sin profundizar en las raíces históricas para considerar este archipiélago un territorio colonial español aún en la actualidad, la realidad material de ese hecho colonial es que es explotado indiscriminadamente en base a los intereses exclusivos del tejido capitalista español.

En el siglo XXI se ha profundizado muchísimo ese rol colonial que se le ha impuesto a las islas Canarias como territorio de explotación turística. El Estado español históricamente nunca ha tenido otro tipo de interés más que esa explotación del territorio canario, principalmente a través de la producción agrícola. Pero a medida que se modifican las necesidades de explotación neoliberal, esta ha ido evolucionando mayoritariamente hacia el modelo turístico. Evidentemente el capitalismo se fundamenta en la explotación de mano de obra de las oprimidas y en la extracción de plusvalía, pero en sus márgenes se siente más si cabe el peso sumatorio de las explotaciones acumuladas. La economía canaria ha sido conducida a la explotación y reproducción casi exclusiva de un modelo de turismo que ha achicado casi en su totalidad la puerta a cualquier diversificación económica básica, y por supuesto, cerrando cualquier vía de economía comunitaria.

En las islas Canarias el 74,6% de su población vive materialmente del sector terciario, y del total de su población un 39,7% tienen empleos en empresas del sector turístico, por lo que el turismo representa un 35,5% de su PIB[2]. El punto de inflexión clave de esta tendencia fue la pandemia mundial del año 2020, cuando el archipiélago agonizó al ver que sus condiciones materiales de vida quedaban en completo suspenso debido a que el motor de su subsistencia era el turismo, sector que quedó completamente paralizado debido a la emergencia real sanitaria que hubo. Desde entonces viene fraguándose una mayor conciencia sobre esta realidad de explotación. Gran parte del sector turístico y hostelero lo califican de turismofobia, tratando de esconder que la raíz de la toma de conciencia parte de una reflexión en contra del capitalismo, y que el turismo es una consecuencia de ese sistema.

El efecto secundario: Turismo, precariedad laboral y explotación ecológica.

Un total de 13,9 millones de turistas visitaron las Islas Canarias en 2023, lo cual supone un aumento del 13% con respecto al año anterior. Por lo tanto, el movimiento «Canarias se agota», considera que este número de turistas es abrumador, y está haciendo inhabitables las islas, destruyendo el medioambiente y aumentando los costes de la vivienda y de la vida a nivel general.

El turismo es una de las áreas de mayor explotación mundial por el capitalismo global en la actualidad. Ya desde el modelo fordista del primer tercio del siglo XX se introdujo perversamente a gran parte del antiguo proletariado del mundo dominante (fundamentalmente EE.UU. y Europa en aquel entonces) al consumo de aquellos bienes que producían. En la transición al neoliberalismo tecnológico actual, aunque con otras muchas complejidades y procesos en medio, se ha venido introduciendo a gran parte del proletariado mundial a esa rueda en la que consuman gran parte de lo producido, incluido por supuesto el ocio y el turismo. Además, bajo una óptica múltiple en la cual un individuo descansa, se cuida, y se enriquece culturalmente, para estar mejor descansado, preparado y posicionado para seguir siendo explotado por ese mismo sistema que le otorga todo ese abanico de supuestas libertades. Por lo tanto, el turismo en este neoliberalismo juega un papel fundamental en la producción, reproducción y consumo del modelo económico del cual surge.

Como no se puede desvincular una cuestión de otra en algo que funciona sistémicamente, evidentemente esto se conecta con las condiciones laborales del mercado capitalista en el sector del turismo. La denuncia detrás de estas movilizaciones consiste en destapar también la normalizada precariedad laboral en el sector turístico, un mundo laboral donde la inestabilidad y la falta de derechos por incumplimientos sistemáticos de unos mínimos legales están a la orden del día. Es un mercado laboral en el que tiene la sartén por el mango el capitalismo con un marco a su favor, donde ha impuesto unas condiciones completamente desregularizadas.

Una de las principales reivindicaciones del movimiento «Canarias se agota» está relacionada con la paralización de macroproyectos ilegales que afectan a la isla tinerfeña. En concreto, el megaproyecto de Cuna del Alma, un gran resort de turismo en el municipio de Adeje, que el actual Gobierno Autonómico canario archivó el expediente de sanción que preveía una multa de 110.000 euros, y puso fin a la paralización parcial de las obras decretada anteriormente por haber iniciado el proyecto sin el previo informe de impacto ambiental. La zona escogida para este macroproyecto se encuentra en el interior de la Zona Especial de Conservación Franja marina de Teno-Rasca, reconocida por la UE en la Red Natura 2000, afectando no solamente a esta sino a varias zonas de conservación especial. Y el otro megaproyecto denunciado es el hotel La Tejita, otro resort de lujo que incumple distintas condiciones del permiso otorgado inicialmente por el Gobierno de Canarias en una de las pocas playas vírgenes que quedan en la isla, y que lleva en litigio desde el año 2021.

Estos son algunos de los efectos secundarios generales del turismo en Canarias, que provoca consecuencias tales como la sobrepoblación de residentes y saturación de viviendas, carreteras en atasco continuado, agotamiento del acceso al agua, abandono de entornos naturales o nefasta gestión de residuos. Pero es que no hay un turismo sostenible, igual que no podemos admitir un capitalismo verde y ecológico. Todas las subramas económicas que genera este sistema de explotación capitalista llevan en su germen, su ejecución y sus consecuencias la raíz de la desigualdad e injusticia social y económica. Por lo que, un horizonte es vislumbrar un futuro sin capitalismo y no tratar de inducir remedios que mantenga intacta esa explotación.

Efecto placebo o intervenir en la raíz: alternativas emancipatorias anticapitalistas.

El turismo capitalista ni es bueno para las Islas Canarias ni en ninguna otra latitud, sino que es una de las paredes que sostiene esa gran tumba de la humanidad denominada capitalismo. El turismo asegura que se perpetúen las condiciones laborales, personales, y ecológicas perfectas que al sistema le interesa para continuar profundizando en su explotación y seguir robándole capacidad de fuerza real y material a la clase trabajadora explotada.

Por lo tanto, frente a estas dinámicas que se vienen dando, queremos ser altavoz de este movimiento que está situando como protagonista una problemática que se ha pasado completamente por alto o que se defiende de manera acérrima entre la clase empresarial canaria. El calado de las movilizaciones, pero también del análisis de raíz y las medidas a exigir, deberían superar con mucho una simple reforma de un modelo turístico irreformable. La lucha en Canarias está situando primeramente el foco y atención sobre la explotación turística del capitalismo, está dando sus pasos en vías a una mejor organización social y política. Esa organización debe alcanzar a una mayoría de población canaria en el convencimiento de que no hay salida justa, razonable ni equitativa si no se establecen hilos de lucha junto al sindicalismo de base, el movimiento por la vivienda y proyectos emancipadores alternativos al capitalismo. Las ofensivas a la explotación son acumulativas y en escalada, creemos que poner unos sólidos cimientos de esa fuerza social es una estrategia que nos llevará a mejores posiciones revolucionarias.

Apostamos por un ecosocialismo como horizonte, es decir, una sociedad donde los intereses colectivos humanos convivan en equilibrio con una conveniente coexistencia ecológica. Este logro no se puede dar en los márgenes del capitalismo, es incompatible de raíz con la concepción de ese sistema, solamente de esa balanza ajustada se podrá edificar una sociedad en la que las relaciones sociales se basen en la igualdad, la libertad y la autogestión de toda nuestra vida. De comprender profundamente esta idea, deberemos establecer las vías necesarias para alcanzarla mediante una lucha política que no será ningún camino de rosas, o sino más bien cargadas de muchas espinas.  


[1]Datos extraídos del Informe realizado por EAPN (European Anti Poverty Network) y del Ministerio de Empleo y Seguridad Social en 2024.

[2]. Datos extraídos del Gobierno de Canarias en el año 2022.

Ángel, militante de Liza.

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