Regeneración de corazones

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Se cierne en nuestras manos

una luminaria de libertad,

será confiada

a nuestras hijas

escrita en renglones solidarios.

 

Ninguna máscara

puede impedirnos ver el sol,

pues en nuestros ojos está tatuada

la mirada límpida

de quien no tiene nada que perder.

 

No estamos preparados aún

para el canto del jilgero,

ni para sentir el color de sus plumas.

 

No estamos preparados

para quitarnos la sal de las manos,

tampoco para relamernos las heridas.

 

Nuestra ilusión no cabe

en envases artificiales

ni en barrotes trabados;

se atesora en la escuela, en el ateneo

en cada pincelada del tono

“ármate de vida”.

 

Los surcos de la tierra común

germinan esperanza

y nuestros corazones sembrados

prometen un mundo nuevo.

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