Cherán, pueblo indígena construyendo autonomía

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Cherán, el pueblo indígena localizado en la parte alta de la meseta michoacana (México), se armó de valor y rabia el 15 de abril de 2011 para gritar BASTA. Basta de violencia, de extorsiones, secuestros, violaciones y asesinatos a manos del crimen organizado. Este lugar se encontraba en un conflicto social entre los propios habitantes del pueblo purépecha y el narcotráfico que controlaba y dominaba totalmente la zona por aquel entonces. Sometido a una situación descontrolada e injusta, donde grupos de narcotráfico expropiaron y saquearon todos los terrenos, así como sus tierras de bosques de encinos. Los talamontes eran las personas que saqueaban la zona, llegaban, talaban hectáreas de árboles para conseguir madera y, por consiguiente, dinero fácil. Estas personas abusaban metódicamente y de forma violenta el pueblo de Cherán, teniéndolas en todo momento bajo su orden y discurso, ya que iban armados y no había autoridad que superase el miedo.

Por todo esto, en 2011 un grupo de mujeres, jóvenes de la comunidad y demás personas afectadas por la situación, decidieron tomar las calles “sin otra arma que el corazón y lo que tenían a la mano que eran palos, machetes y los instrumentos de labranza”.

Me asombra enormemente esta iniciativa popular, el inicio de lo que acabaría siendo una revolución contra todo tipo de Estado. ¿Cómo logra iniciarse un movimiento tan fuerte desde abajo? ¿Cómo puede todo un pueblo armarse de valor y fuerza psíquica para luchar contra el enemigo que nos ataca desde arriba? Me parece admirable este primer paso, el inicio de todo movimiento, esa chispa que prende contra todo lo establecido, lo impuesto. Porque cuando estás completamente invisibilizado por el sistema, este camino se vuelve mucho más difícil, de manera que sufres una doble presión de poder.

El testimonio de un comunero: “tardamos unas horas en reaccionar pero lo hicimos, dijimos: compañeros vamos a levantarnos que ya estuvo bueno y todo el pueblo se alzó, mujeres, jóvenes, niños, todos, y ahí detuvimos los carros y los quemamos y agarramos presos a los talamontes”.

A partir de ese momento el pueblo se organizó en busca de su autonomía, y la lucha que en un principio estaba orientada a defender el bosque, fue mucho más allá. Es un caso de expansión y expropiación del territorio, abuso de las tierras, mercantilización y puesta en marcha de negocios controlados por bandas de narcotráfico. Se trata de un caso extremo de falta de humanidad, el pueblo entero estaba sometido y controlado de manera que la sumisión parecía el único camino, o al menos el más fácil.

Poco a poco, el pueblo fue aprendiendo sobre procesos de autoridad, de manera que pronto acabaron con el ayuntamiento constitucional y gritaron al PRI “ni un partido más que divida la comunidad”. Además, montaron barricadas en cada calle y se instalaron casetas de seguridad para controlar toda persona que entrase y saliese del pueblo.

Los encargados de cuidar las entradas a la comunidad y el patrullaje del territorio eran los integrantes de “La Ronda Comunitaria”, constituida por 95 hombres voluntarios reconocidos

por el Consejo Mayor y el pueblo. Ellos eran los responsables de evitar que a la comunidad se ingresara con armas, vino, publicidad de los partidos políticos o drogas.

En diferentes vídeos se muestra el proceso de autonomía que van trazando, se ve cómo llegaron a vivir en comunidad, cómo el pueblo estuvo más unido que nunca por la causa de autonomía. Se organizaban grupos de vigilancia, se convivía en las casas, se encendían hogueras por las noches donde cantar, hablar al fuego o simplemente convivir con los demás camaradas e intercambiar ideas, diferentes perspectivas o los sentimientos que estaban a flor de piel. Me parece muy bonito también este proceso de conocimiento, donde antes apenas se relacionaban entre los vecinos del vecindario y gracias en parte a esto, se logró una mayor comunicación y vida en comunidad. Pasaron de ser 60 fogatas de vigilancia a más de 100 que acabaron siendo núcleos organizativos y no sólo por seguridad o vigilancia.

Me parece todo un ejemplo de lucha pacifista, porque a pesar de ir armados con lo poco que se tenía, se logró respetar el buen aura del pueblo, su esencia, y todo ello propició la recuperación de los valores perdidos por la presencia exterior, la vuelta a sus raíces.

A seis años de organización autónoma, los cheranenses son a día de hoy los dueños de sus tierras, los encargados de la paz, justicia y dignidad de su pueblo.

Se ha conseguido reducir la tala de bosques casi en su totalidad, de manera que a día de hoy están reforestándose y para talar una cantidad de madera, por pequeña que sea, debes tener un permiso. Además, el sistema educativo se ha adaptado a la idiosincracia del lugar, de manera que a los niños se les enseña la historia del pueblo, la verdadera historia de autonomía y lucha.

Me parece todo un ejemplo de autonomía, lucha y recuperación de valores primarios.

Lo ocurrido en Cherán no es más que un caso extremo de dominación de los pueblos, donde existe una represión salvaje contra este y, por tanto, las personas que lo habitan. Así, bajo mi punto de vista, se crea un doble conflicto ya que esta continua violación de los derechos humanos, acaba con las raíces de un pueblo rico en tradiciones y culturas relacionadas con la naturaleza. Se rompe de lleno esta unión con la naturaleza al ser expropiados sus terrenos y bosques, donde la población cheranense ya no tiene cabida, donde su idiosincracia es tapada, olvidada y donde la corrupción y violencia se normaliza hasta tal punto de acabar todo un pueblo en manos de narcotraficantes ajenos al territorio, cayendo pues en una relación de poder absoluta.

Pienso que la autodefensa como búsqueda de la libertad en este contexto es el mejor camino, y el primer paso para llegar hacia esta ansiada libertad reside en la unión del pueblo y la conformación de un sistema horizontal, donde las decisiones tomadas provengan de un colectivo no jerarquizado ni institucionalizado, porque de ser así volveríamos a caer en el sistema contra el que estamos luchando.

Si analizamos el transfondo del problema, llegamos a la reproducción de relaciones de poder dentro del sistema capitalista establecido. En tanto que se rompe esta relación con la naturaleza, se establece una situación de dominación, donde los hombres hacen uso de la misma naturaleza desde una relación jerárquica de poder, de manera que se cae en el abuso y no respeto de la misma.

Así, volvemos al mismo círculo reproducido por el sistema capitalista, donde lo único que prima, en este caso, es la producción masiva de madera para convertirla en capital rápido y fácil. Fácil porque desde la perspectiva que comentaba antes donde se ve la naturaleza como algo ajeno a nosotros, se nos hace sencillo abusar de ella sin que nos produzca ningún dolor o remordimiento. En cambio, desde la visión indígena, la naturaleza conforma todo lo que somos y de dónde venimos, y bajo ningún concepto se entiende como un elemento que pueda venderse o maltratarse, pues forma parte de la comunidad. La relación con ella va más allá del simple sustento o habitación. Luego la idea de Estado autónomo o el simple concepto de “comunidad” queda muy alejado del ideario capitalista y neoliberal.

Se trata pues, de un claro ejemplo de necesidad de repensar el Estado tal y como lo tenemos impuesto, tal y como lo reconocemos como natural nosotras y nosotros. Los zapatistas tienen un largo camino andado en cuanto a la creación de espacios libres y búsqueda de gobiernos autónomos. Ambos ejemplos son claros en cuanto a lo que piden y reclaman de su pertenencia.

Del ejemplo de Cherán quisiera destacar tres puntos importantes:

Primero destacar su capacidad organizativa del territorio, donde han logrado hacer frente al crimen organizado tan brutal que estaban viviendo. Segundo hacer una mención especial al uso que hacen de sus derechos, que de manera muy respetable deciden elegir ellos y ellas mismas a sus autoridades. Además de la capacidad de estructurar una forma de gobierno comunal de manera legal y legítima. Todo esto bajo el discurso de la globalización y el neoliberalismo, encaminado a la privatización y explotación de recursos naturales y humanos donde, por consiguiente, aparece la visión capitalista que sostiene todo este conjunto de ideas productivas.

Sin duda Cherán me parece un referente en cuanto a la lucha contra el Estado, movimiento de resistencia y empoderamiento de las sociedades y comunidades indígenas.

 

Desde Guadalajara, Jalisco.

Teresa López González

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