La Universidad Autónoma de Madrid se pregunta: ¿Monarquía? No, gracias…

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Algo se está cocinando lentamente en el Estado español desde los barrios y universidades, huele  sutilmente a Borbones chamuscados; un movimiento popular sin precedentes está tomando forma y cuerpo para derrocar al principal pilar del régimen: la institución monárquica. Sin querer menospreciar al trabajo que históricamente se viene haciendo por mantener viva una crítica a la monarquía borbónica, y enraizada en la lucha antifascista y la memoria colectiva del movimiento obrero; la actual coyuntura tiene su punto de partida el 23 de junio de 2018. En los albores del verano tuvo lugar un referéndum por la plataforma ‘Vallekas Decide’, donde más de doscientos voluntarios sacaron treinta y tres urnas a las calles en un referéndum sobre la monarquía y el derecho a decidir.

Durante los dos últimos meses se ha estado gestando un referéndum sobre la monarquía en la Universidad Autónoma de Madrid a través de una asamblea abierta de estudiantes, es el primer centro universitario que lleva a cabo esta iniciativa, a la cual le seguirán otras veinticinco universidades de todo el Estado español durante el mes de diciembre. Aunque la atención mediática se la está llevando el movimiento estudiantil, este próximo domingo 2 de diciembre tendrá lugar una consulta popular sobre la monarquía en doce distritos de Madrid capital, siete municipios madrileños, y dos municipios más fuera del territorio: Miranda de Ebro (Burgos) y Talavera de la Reina (Toledo).

El éxito de participación el jueves 29 de noviembre en el referéndum en la UAM ha sido total, se contabilizaron 7.303 votos, de los cuales 6.111 votos fueron favorables de abolir la monarquía, y 6.038 votos a favor de la apertura de procesos constituyentes; 43 votos en blanco y 51 votos nulos. Fueron un total de ocho mesas con urnas, una por cada facultad, que estuvieron abiertas desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la tarde ininterrumpidamente, además de dos urnas móviles en el campus de Cantoblanco. Debido a que el rectorado no facilitó un censo oficial, y cumpliendo la Ley de protección de datos, la comunidad universitaria ha votado bajo la honestidad propia de los movimientos populares y haciendo una marca simbólica en la mano para que no se pudiera votar más de dos veces. Muchas estudiantes opinaban que esto no suponía un problema porque no es un referéndum vinculante, pero que legítimamente estaban realizando un ejercicio de acción directa, toma de decisión y autonomía; es decir, un acto político con valor en sí mismo por ser un movimiento organizado desde la base. El 83% ha votado por la abolición de la monarquía, pero los datos no solamente se quedan en ese aporte cuantitativo absoluto, sino que además, comparando con las elecciones a rector del 2017, que acudieron a las urnas 3.727 personas en total, esta consulta ha doblado casi la participación de unos órganos oficiales. Además, si bien en la universidad hay en torno a 30 mil personas matriculadas, y se estima que a lo largo de un día normal son 15 mil las personas de la comunidad universitaria que acuden al campus, esto significa que la mitad de las personas que acudieron hoy a la Universidad Autónoma de Madrid han participado de la consulta.

El objetivo sin duda de dar protagonismo a un sentimiento cada vez más amplio, generalizado y profundo de rechazo a la monarquía, se ha conseguido con creces. El movimiento estudiantil por primera vez en mucho tiempo no se ha organizado tan solo contra algún elemento coyuntural como bien pudiera ser una ley educativa o una subida de tasas universitarias (realidades materiales que también afectan duramente al estudiantado), sino que ahora están actuando contra la espina dorsal del régimen, es decir, su monarquía y su Constitución de 1978, que en pocos días será su aniversario, y que más que nunca recuerda la herencia franquista. Este movimiento está acaparando la acción política en las universidades, en los barrios y quién sabe dónde más podrá extenderse próximamente. Se está construyendo una red amplia, sólida e imparable que está tomando un camino propio, y además, ligada a todas y cada una de las reinvidicaciones del pueblo trabajador, tanto laborales, como sociales, culturales…

Ya fuera por los pasillos de las facultades, en los trenes de la renfe o en los despachos de trabajo del personal docente y administrativo, hoy no se hablaba de otra cosa. Son bien curiosas algunas de las conversaciones o comentarios que podían escucharse, y que también dice mucho de nuestras resistencias políticas e inacción, los pedestales y dogmas que nos sostienen muchas veces, y la falta de análisis global sobre el potencial libertario que pueda tener un movimiento popular.

‘―Pues yo la verdad que como anarquista no quiero ninguna forma autoritaria de Estado, ni republicano,  ni monárquico.― Anda, claro, ni yo tampoco quiero cambiar uno por otro ni que los nuevos dirigentes digan representar a la clase obrera, pero el objetivo primero es echar abajo la monarquía.―’

‘―Yo la verdad que no participo porque detrás hay partidos políticos marxistas, y no me fío ni un pelo.― Ya, y qué importará dónde se posicionen quienes participen activamente en la iniciativa desde el comienzo, si esto es un movimiento que trasciende las siglas y las rencillas que poco preocupan a las trabajadoras en su día a día.―’

―Yo no creo que vaya a servir de nada votar o no votar, si total todo seguirá igual mañana mismo tras la consulta.― Bueno, no tendrá base legal de acuerdo a sus reglas de juego, pero es un acto político directo y legítimo, igual que pudiera serlo una manifestación por las calles, se trata de practicar un empoderamiento colectivo y la toma de decisiones en nuestra vida.―

A pesar del desinterés que podamos achacarle a los movimientos universitarios actualmente, y aunque en las facultades podamos comprobar que haya estudiantes que reproducen una ideología sumamente conservadora, más que antes cuando los hijos e hijas de la clase media llegaban rechazando esa ideología de comodidad de sus progenitores; hoy, la comunidad universitaria ha reclamado que pueden organizarse y que pueden marcar un camino con profundas raíces antimonárquicas. Si bien otras estudiantes de otras universidades de Madrid han acudido como voluntarias a echar una mano en el referéndum de la Autónoma, las próximas semanas ellos y ellas recibirán el apoyo de muchas para que este movimiento popular continue creciendo. No ha habido contratiempos en las urnas, tampoco percances reseñables, en general se ha desarrollado en un ambiente tranquilo y animado el referéndum; es la institución monárquica la que parece tener un tiempo marcado a contrarreloj, y muchas de nosotras no estamos dispuestas a perdérnoslo.

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